La Otra Voz de Benavente y Los Valles

Otra voz, otra opinión, otra manera de ver y contar la realidad. -------- Año VIII. 2014

miércoles, mayo 16, 2007

La chicharra

EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO
Por José Mª Lebrero Vecino

Releyendo el primer volumen de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, una de las creaciones literarias más importantes de todos los tiempos, me ha venido a las mientes el siguiente artículo.
Al igual que no hay boda sin lágrimas, tampoco hay campaña electoral sin promesas falsas. Van emparejadas. Aunque pensándolo bien, lo de “falsas” es casi una redundancia; en estos días la mayoría de las promesas son una quimera. En esta época, este maridaje de algunos políticos con la farsa es algo innato. Conviven en perfecta armonía. Todos lo sabemos, pero nos dejamos seducir por su incontinencia verbal y al final votamos, aunque sea más por tradición que por convicción. Hasta el 25 de mayo nos esperan largos y tediosos mítines en los que los políticos tratarán de recuperar: unos el voto perdido; otros el poder… y algo más. Todos en busca del tiempo perdido. Son conscientes de que, como los malos estudiantes, en quince días deben aprobar todo lo que han suspendido los cuatro años anteriores. También en estos días los políticos salen a la calle a dar la mano, besar a los niños, sonreír… como artistas ambulantes enmascarados no dudan, si hace falta, en hacer mojigangas; en el arte circense quien practica esta actividad tiene otro nombre, los niños se ríen mucho con ellos. La verdad es que cada vez hay menos personas que creen en esta parodia electoral. Este indisoluble matrimonio de conveniencia no tiene la bendición del pueblo. Los votantes somos leales pero no tontos. Estos esponsales ya no convencen a casi nadie.
Bien es cierto que estas actitudes garbanceras las utilizan únicamente los políticos profesionales, aquellos que no se les conoce otro oficio ni beneficio que la política. En estas ciudades pequeñas no suele ser tan común; aunque hay algunos que apuntan buenas maneras. “Haciendo amigos con cada artículo que escribes” me dice el narrador inconsciente que llevo dentro, recuperando por una vez la cordura. Yo le respondo que, afortunadamente, no todos los políticos son iguales, y sólo se enfadaran aquellos que vean este artículo como un espejo y se vean reflejados. Allá ellos.