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jueves, junio 12, 2008

Una imagen para la Historia

LA FACHADA DE LA IGLESIA DEL MOANSTERIO DE SAN FRANCISCO DE BENAVENTE
Por Rafael González Rodríguez En el último número de la revista BRIGECIO, editada por el Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, se publica un artículo por quien suscribe estas líneas, en el que asunto central es una vista inédita e impresionante de la fachada barroca del desaparecido monasterio de San Francisco. Su excepcional interés radica en que a día de hoy no se conocía ningún otro documento gráfico que reproduzca este motivo. El autor de la instantánea fue un viajero inglés, que visitó nuestra villa a finales del siglo XIX.
El monasterio de San Francisco de Benavente fue una de las instituciones más destacadas de las integrantes de la provincia franciscana de Santiago. Fundado hacia 1270 a instancias de doña Violante, esposa de Alfonso X, conoció una segunda edad dorada con el patrocinio de los condes de Benavente a partir del siglo XV, que escogieron su capilla mayor como panteón familiar para varias de sus generaciones. Serán los Pimentel quienes den lustre a la vieja fábrica medieval y afronten diversas reformas y reedificaciones a lo largo de los siglos.
Al igual que ocurría con otros conventos benaventanos, como los Santa Clara o San Bernardo, para su fundación se tomaron terrenos situados al abrigo de la cerca medieval de la villa, de forma que sus paredones perimetrales se integraban en el cinturón defensivo. Sus dependencias, que comprendían un vasto conjunto de edificios, corrales, huertos y solares, abarcaban las actuales plaza y ronda de San Francisco, las calles Fray Toribio y Renueva, y la avenida del Ferial. Sobre los solares del templo se levantaron a mediados del siglo XX los Juzgados y, poco más tarde, el actual Centro de Salud de la Seguridad Social.
El día de Reyes de 1809 la mayor parte de los edificios conventuales fueron incendiados por las tropas francesas. Durante el Trienio Liberal (1820-1823) fue suprimido temporalmente, pero consiguió revitalizar parcialmente su actividad durante algún tiempo. Acabó extinguiéndose la vida monástica durante la exclaustración general de 1835, destinándose una parte del edificio para cárcel. Pasó entonces a propiedad municipal y comenzó un largo calvario para su fábrica que se prolongará durante décadas. Los últimos restos fueron demolidos en los años 80 del siglo XX para la construcción de varios bloques de viviendas.
La fotografía ahora presentada ofrece una vista de conjunto de las fachadas principales del convento. A la izquierda el cuerpo occidental de la iglesia con su pórtico de triple arcada, y a la derecha la portería orientada hacia el norte. Aunque el edificio de la iglesia es ya claramente una ruina, la estampa evoca una construcción majestuosa de un barroco sobrio y arcaizante. El posible empleo del granito en su construcción, su pórtico a los pies, así como algunos destalles ornamentales propios del "estilo de placas" evocan influencias gallegas. En consonancia con todo ello estaría el apellido Taboada del autor del diseño original y la pertenencia del convento a la Provincia Franciscana de Santiago. Si nos ajustamos a lo consignado en la documentación debemos situar su ejecución entre 1745 y 1760. La estereotomía del granito, unida a una interpretación muy particular de la decoración otorga a la obra un carácter geométrico y potencia los elementos volumétricos, todo ello en la línea del léxico de esa peculiar fase del barroco cultivada en Galicia.
El encuadre de la instantánea corresponde a una altura superior al nivel de la entrada a los edificios. Coincidiría aproximadamente con la perspectiva actual desde la calle Villalpando mirando hacia el edificio de los juzgados. La cubierta del pórtico occidental se aprecia notablemente deteriorada y llena de maleza. La famosa torre de planta cuadrangular citada por algunos visitante ya no es visible. Dicha torre aún permanecía incólume a comienzos de los años 60 del siglo XIX, pero fue derribada a instancia del Coronel de la Remonta que entonces ocupaba el edificio para acuartelamiento de la tropa. En 1857 el ayuntamiento accedió a derribar el cuerpo superior, aduciendo el peligro de derrumbe. La torre seguramente flanqueaba la fachada por el muro norte de la iglesia, donde se aprecian las huellas y los huecos dejados por una construcción adosada.
En nuestra fotografía, la presencia de varios carros y de escombros en el entorno de las ruinas parece indicar que el desmantelamiento y el acarreo de piedra y materiales de construcción, desde o hacia el monasterio, continúa produciéndose. El derribo definitivo de la fachada debió producirse pocos años después, antes desde luego de la visita de Gómez Moreno a Benavente en 1903-1904, quien no hace la menor alusión a la misma. Tal vez nuestro anónimo fotógrafo, conocedor del trágico destino que le deparaba a este edificio benaventano, quiso inmortalizar la estampa de una vieja gloria agonizante. Sirva este artículo como reconocimiento póstumo a su empeño.

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