La Otra Voz de Benavente y Los Valles

Otra voz, otra opinión, otra manera de ver y contar la realidad. -------- Año VIII. 2014

martes, septiembre 19, 2006

El silbato

¿Saben aquel...?
por Juan S. Crisóstomo

¿Saben aquel de un gallego que, en previsión de su muerte, reunió a sus hijos y les dijo:
- Si me muero en Orense que me entierren en Pontevedra y si me muero en Pontevedra que me entierren en Orense.
Cuentan que el hijo mayor le preguntó:
- Padre ¿pero por qué ese empeño? A lo que el patriarca respondió:
- A mí me da igual, pero el caso es fastidiar
.

En Benavente, tras el anuncio de la visita del ministro de Trabajo Jesús Caldera, para la inauguración en el "Reina Sofía" de una Jornada Nacional sobre Dependencia en el Medio Rural, organizada por la Asociación Solidaridad Interregional, el PP alzó la voz, clamando a los cuatro vientos que a qué iba a venir aquí el ministro. Incluso el “maripepío” organizó una bronca ante la Junta Directiva del Casino porque ésta iba a ceder sus instalaciones a la organización del encuentro para la celebración de un vino español.
Como es sabido, Caldera al final no pudo venir y el vino tuvo lugar en el incomparable marco del patio del Hospital de la Piedad. En la Jornada hubo más de 300 asistentes, entre ellos diversos especialistas europeos. Las ponencias tuvieron gran calidad y mejor aceptación y la ciudad de Benavente se convirtió en referencia nacional.
Los del PP (Junta, Diputación y concejales de Benavente), a pesar de estar invitados a la jornada, no aparecieron por el Teatro en todo el día; al contrario, han puesto el grito en el cielo, preguntándose por qué no ha venido el ministro. Parece que todo su interés se centró ahí, en deshojar la margarita.
Así que, todo clarito: primero criticamos que vaya a venir Caldera y luego hacemos lo mismo porque no ha venido.
Ya lo saben; aquí ocurre como en el caso del jerarca gallego: el caso es fastidiar. Y es que mientras unos hacían guardia en La Soledad para salir con los silbatos preparados por si aparecía el capitán, otros se fueron a la estación a ver si, por fín, veían venir a Aznar al frente de una locomotora. Pues eso.