La Otra Voz de Benavente y Los Valles

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jueves, noviembre 20, 2008

La chicharra

GALGUEROS DELINCUENTES
Por José Mª Lebrero Vecino

Sí, eso es lo que deben pensar algunos dirigentes, que los galgueros son delincuentes. Cada nueva temporada van imponiendo normas más severas y la vigilancia es cada año más estricta. La Guardia Civil tiene orden de recorrer los caminos en busca de cazadores con galgos como si éstos estuvieran cometiendo algún delito. Los galgueros se preguntan si no tendrán cometidos más importantes que hacer que vigilarlos durante todo el día. A veces se esconden tras unos matojos, arbustos o en una loma, y allí con los prismáticos esperan pacientemente a que un cazador suelte algún galgo indebidamente para imponerle una dura sanción. ¡Que valientes!
Hace años cazando los galgos iban sueltos. Después sólo podían ir dos y uno menor de seis meses. Posteriormente se redujo a dos. Esta temporada los galgos tienen que ir todos atados; aparte de otras normas absurdas. ¿Cuál será la nueva norma para el año que viene? Una alternativa puede ser que los galgos queden sueltos, eso sí, en casa, y que corran detrás de las liebres los dueños. Algunos no se han enterado aún de que el hecho de cazar con galgos ha evolucionado hacia el deporte. Los cazadores buscan más la belleza en la carrera que cazar la liebre.
¿Quiénes redactan estas normas?, se pregunta más de uno; seguramente algunos galgueros frustrados que ahora cazan con escopeta. Alegan, aunque nadie se puede creer semejante patochada, que lo hacen para preservar la liebre. Ja. Entonces, ¿por qué los escopeteros pueden ir con los perros que quieran y todos sueltos? Si es por proteger la caza, todos deberíamos cazar en las mismas condiciones. Galgos y perros atados. Aún así seguirían teniendo ventaja los escopeteros; una liebre se puede salvar cuando es perseguida por unos galgos. ¿Qué salvación tiene cuando el escopetero aprieta el gatillo? Ninguna, a no ser que sea muy malo disparando. ¿Dónde está la belleza de matar una liebre a tiros?
Lo que demuestra la inutilidad de estas normas es que cada año la población de liebres en la provincia de Zamora es menor. Ante esta situación, los cazadores abogan porque la Junta de Castilla y León repueble los cotos. Pero eso le supondría un coste; y lo suyo es únicamente cobrar. ¿Qué hacen con el dinero que recaudan de las licencias? Una gallina con los huevos de oro que están dejando morir porque de seguir en esta tesitura varios serán los cotos que desaparecerán en los próximos años. Y lo que perjudica tanto a galgueros como a escopeteros es que ellos también tienen que pagar los daños que provoca la fauna salvaje. ¿Qué culpa tiene un cazador, la mayoría de las comarcas son de caza menor, de que cruce la carretera un jabalí o un zorro? Además, la caza es de la administración, por eso se pagan unas tasas para cazar; ella es quien debería hacerse cargo de los daños provocados.
Si la Junta no toma medidas urgentes, a parte de quejarse en la barra del bar, los cazadores deberían ser quienes mostraran su disconformidad de una forma más dura y contundente. Los presidentes de los cotos tienen mucho que decir en este sentido.
Somos más de dos los que pensamos así.

* Escritor

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