La Otra Voz de Benavente y Los Valles

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jueves, marzo 29, 2007

La imagen de hoy

LA MATRACA
Por Emiliano Pérez Mencía


Este instrumento de madera compuesto de un tablero del que cuelgan una o más aldabas, o mazos (así es el de la imagen) y que, al sacudirlo, produce un ruido desapacible y desagradable, era muy utilizado antiguamente durante la Semana Santa. Servía para anunciar los oficios del Triduo Sacro (Jueves, Viernes y Sábado santos) como sustituto de las campanas y campanillas. También lo usaban y usan en las procesiones y otras celebraciones religiosas durante esos días.
Y es que antiguamente se celebraba en las iglesias el Oficio de Tinieblas el Miércoles Santo y se hacía en oscuridad. Tan sólo permanecían encendidas las 15 velas del tenebrario, mientras se cantaban las horas. Pero incluso éstas se iban apagando después de cada salmo.
Con la iglesia a oscuras se comenzaba a tocar matracas, carracas y otros utensilios que produjesen el mayor ruido posible. Esto servía para recordar lo ocurrido en los últimos momentos de la muerte de Cristo: “La cortina del templo se rasgó de arriba abajo en dos partes, la tierra tembló y se hendieron las rocas; se abrieron los monumentos y muchos cuerpos de santos que dormían resucitaron”... (Mat. 27,51-52). Tras el ruido, el silencio. Las campanas dejarán de sonar hasta la celebración de la Vigilia Pascual
Los niños disfrutaban con el instrumento y no dejaban de dar la matraca siempre que pudieran, hasta cansar a familiares o vecinos próximos a ellos con su ruido. Y a veces conseguían cosas.
En la actualidad ya no se usan tanto las matracas, porque la fiesta se celebra de otra manera. La evolución de la sociedad y los cambios en la iglesia han hecho desaparecer la costumbre. Pero ahí siguen los instrumentos de madera con mazos o aldabas.
Ojalá que los ciudadanos de los Valles, niños, jóvenes y mayores no se olviden de él y continúen dando la matraca, con insistencia, en todos aquellos asuntos o temas de interés para ellos, aunque quienes les escuchen se sientan molestos. A veces no hay otra forma de conseguir las justas reivindicaciones.