La chicharra
FARSA
Por José Mª Lebrero Vecino *
Me pregunto si en esta vida en la que nada es lo que parece, existe mayor farsa que la Semana Santa. Estamos en tiempo de Cuaresma, unos días en los que se establecen los ritos de penitencia y arrepentimiento, es turno para la reflexión. Amén. Desde el punto de vista litúrgico, en menos de cuarenta días estaremos en ese periodo sagrado del cristianismo que transcurre desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, y que llamamos Semana Santa. Pero como antesala de toda esta parodia está el carnaval, unas fiestas en las que se ridiculiza todo, se transgreden las normas, se desfogan las pasiones humanas…
Todo esto viene a cuento porque el Obispado “estudió” la posibilidad de denunciar la carroza de carnaval que parodiaba un paso de Semana Santa en Benavente. En este desfile un grupo de personas iban vestidas con unas túnicas amarillas y caperuza roja, llevaban una carroza con un cristo vivo en la cruz. Se han indignado mucho ante esta “grotesca representación” porque lo consideran “un execrable atentado contra la Iglesia Cristiana”. Igualmente podrían denunciar: correos, las páginas amarillas, los indios, los Reyes, los políticos, los niños de San Ildefonso, etc; pero no lo hacen, porque son más serios, y ante todo, no cultivan ese grado de cinismo que rodea a esta pandilla de “estólidos santurriones”.
A mí lo que me parece grotesco es que la Iglesia y todos sus correveidiles no se hayan enterado aún de que era Carnaval. Lo que me provoca risa es que digan que están estudiando emprender acciones legales contra los responsables del acto por “este gravísimo insulto hacia nuestras profundas raíces y costumbres cristianas”. Vamos a ser serios, todos nos tenemos que respetar, pero la Iglesia también tiene que respetar a los demás. Y por si aún no se han enterado, se lo repito: era carnaval. La auténtica verdad es que la Iglesia está perdiendo poder y cada día más adeptos, y tiene muy pocas oportunidades de salir en los medios de comunicación por méritos propios, y esto no es más que una estrategia más para ocupar algo de espacio. Una pena.
Insisto, ¿existe mayor farsa que la Semana Santa; ese memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo? Es pura parodia.
Somos más de dos los que pensamos así.
Yo quiero que llegué Semana Santa: vacaciones, fiesta…; incluso hay algunas procesiones que son dignas de ver y me gustan, como me gusta el teatro, hay mucho arte en ellas. En cambio, hay procesiones en las que uno no sabe si reír o llorar, con ese cristo huesudo, famélico, con cara de drogodependiente y esa melena comprada en una tienda de todo a cien…; son parodias malas. También hay obras de teatro absurdas, o al menos, a mí no me gustan.
¡Ah!, por si alguien lo duda, yo soy creyente; y esto es lo que creo.
Por José Mª Lebrero Vecino *
Me pregunto si en esta vida en la que nada es lo que parece, existe mayor farsa que la Semana Santa. Estamos en tiempo de Cuaresma, unos días en los que se establecen los ritos de penitencia y arrepentimiento, es turno para la reflexión. Amén. Desde el punto de vista litúrgico, en menos de cuarenta días estaremos en ese periodo sagrado del cristianismo que transcurre desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, y que llamamos Semana Santa. Pero como antesala de toda esta parodia está el carnaval, unas fiestas en las que se ridiculiza todo, se transgreden las normas, se desfogan las pasiones humanas…
Todo esto viene a cuento porque el Obispado “estudió” la posibilidad de denunciar la carroza de carnaval que parodiaba un paso de Semana Santa en Benavente. En este desfile un grupo de personas iban vestidas con unas túnicas amarillas y caperuza roja, llevaban una carroza con un cristo vivo en la cruz. Se han indignado mucho ante esta “grotesca representación” porque lo consideran “un execrable atentado contra la Iglesia Cristiana”. Igualmente podrían denunciar: correos, las páginas amarillas, los indios, los Reyes, los políticos, los niños de San Ildefonso, etc; pero no lo hacen, porque son más serios, y ante todo, no cultivan ese grado de cinismo que rodea a esta pandilla de “estólidos santurriones”.
A mí lo que me parece grotesco es que la Iglesia y todos sus correveidiles no se hayan enterado aún de que era Carnaval. Lo que me provoca risa es que digan que están estudiando emprender acciones legales contra los responsables del acto por “este gravísimo insulto hacia nuestras profundas raíces y costumbres cristianas”. Vamos a ser serios, todos nos tenemos que respetar, pero la Iglesia también tiene que respetar a los demás. Y por si aún no se han enterado, se lo repito: era carnaval. La auténtica verdad es que la Iglesia está perdiendo poder y cada día más adeptos, y tiene muy pocas oportunidades de salir en los medios de comunicación por méritos propios, y esto no es más que una estrategia más para ocupar algo de espacio. Una pena.
Insisto, ¿existe mayor farsa que la Semana Santa; ese memorial de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo? Es pura parodia.
Somos más de dos los que pensamos así.
Yo quiero que llegué Semana Santa: vacaciones, fiesta…; incluso hay algunas procesiones que son dignas de ver y me gustan, como me gusta el teatro, hay mucho arte en ellas. En cambio, hay procesiones en las que uno no sabe si reír o llorar, con ese cristo huesudo, famélico, con cara de drogodependiente y esa melena comprada en una tienda de todo a cien…; son parodias malas. También hay obras de teatro absurdas, o al menos, a mí no me gustan.
¡Ah!, por si alguien lo duda, yo soy creyente; y esto es lo que creo.
* Periodista y escritor.
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