La Otra Voz de Benavente y Los Valles

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lunes, julio 12, 2010

La Esquina

DIPUTACIÓN LEJANA
Por José Ignacio Martín Benito

En un mundo donde las distancias se acortan por las nuevas tecnologías, a veces se tiene la percepción que determinados espacios se agrandan. Es lo que sucede cuando los ciudadanos sienten lejos la tutela de las administraciones y de los servicios que estas prestan.
Para muchos habitantes del norte de la provincia, Zamora queda muy lejos. O al menos esa es la impresión que tienen los vecinos de los Valles de Benavente y, en particular, los de Fuente-Encalada, Villageriz y Alcubilla de Nogales. En octubre hará tres años que los alcaldes de las dos últimas localidades, Tomás Fernández Pérez y Petronila Cristóbal Cepeda, respectivamente, solicitaron una entrevista con el Presidente de la Diputación provincial. Los alcaldes, como el coronel en la novela de García Márquez, no tienen quien les escriba. Al menos, el presidente no ha respondido. Y es que, en efecto, Zamora queda muy lejos.
Los problemas del mundo rural son muchos: despoblación, envejecimiento, comunicaciones, lejanía de los servicios, abastecimiento, saneamiento…Por eso, si el titular de una Diputación no es consciente que entre sus principales funciones está la de reunirse con los alcaldes, estos pudieran tener la sensación que están ante una institución lejana, a la que el mundo rural le es más ajeno que el urbano. Pudieran tener también la sensación de que aquel, el mundo rural, le sirve sólo al presidente para buscar gestos fotogénicos, como montar en burro o subirse en un tractor en la Feria agrícola o de maquinaria de turno.
Por eso, lo deseable sería que el presidente se empapara de los problemas que sufren y padecen los habitantes del medio rural zamorano y no esperara a encontrar un hueco en su agenda para recibir en el palacio de la Encarnación a los alcaldes que se lo demandaran. Antes bien, debería ir en persona allí donde se le reclamara, para palpar y ver los problemas con sus propios ojos. Transitar por las carreteras provinciales es, en muchos casos, una odisea, con sobresaltos incluidos, ya sea por el mal estado de la capa de rodadura, por la densa vegetación o por la invasión de animales en la calzada. De los problemas de la fauna no tiene ninguna responsabilidad el presidente de la Diputación, pero sí del mantenimiento y conservación de las vías provinciales.
La lejanía es cuestión de percepción. Y es que, a tenor del estado de las carreteras del norte provincial, pudiera parecer que Valladolid y Madrid están más cerca para el presidente que los valles de Benavente.

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