Sobre las Diputaciones
ILUMINADOS Y APAGADOS
Dice el Señor Presidente de la Diputación que solo los “iluminados” cuestionan las Diputaciones. Mucho sabe este señor de iluminados, pero poco de iluminismo, aquel movimiento que nos enseña que la razón es la que tiene que cambiar la realidad y no al revés. Es decir, que es el pensamiento lógico lo que tiene que cambiar las cosas y no puede ser que la realidad sea quien nos diga lo que tenemos que entender por razonable o justo.
En estos tiempos asistimos pasmados a discursos intelectuales y huecos que nos dicen que el texto constitucional solo garantiza derechos efímeros (derecho al trabajo, a la vivienda…) pero nos garantiza deberes y obligaciones muy reales: obligación de comerse la Diputación con patatas, en lo que nos ocupa. Porque cuando algo es así, la voluntad ya no es necesaria, aunque sea para mejorar nuestro sistema. Lo cierto es que no dudo del texto constitucional, pero sí dudo de las Diputaciones y dudo mucho más de de la falta de sentido crítico.
La Diputación de Zamora tiene tras de sí un rosario de competencias compartidas e incumplidas; no las enumeraré, pero sí quiero decir lo siguiente: quien tiene que tener acceso directo a la gestión de los asuntos que competen a municipios y comarcas son los propios alcaldes y concejales de las mismas. No es de justicia que estén sometidos a las presiones y doctrinas políticas del presidente de un órgano político inservible.
¿A que les suena el estancamiento en el número de empadronados de Benavente? No interesa al presidente de la Diputación y su colaborador más directo, el alcalde de Benavente, que la ciudad tenga 20.000 habitantes y quede fuera del entramado político de la Diputación. Sírvales este bloqueo al futuro de la ciudad como un demoledor ejemplo de lo que digo.
Aquellos que derribaron los cimientos del sistema canovista de la restauración borbónica también fueron llamados, probablemente, “iluminados”. Sí, señor Maíllo, aquella gente discrepó de la legalidad establecida por no querer acceder a las presiones y doctrinas de los oligarcas de la época.
Reflexionar es bueno, es sano y es peligroso para quien no necesita hacer campaña electoral porque ya dispone de Diputaciones provinciales. Hubo un hombre que dijo una frase brillante “Pensar en la ignominia la hace más ignominiosa”: todos conocemos las injusticias que nos rodean, pero hasta que no decidimos pensar en ellas y hasta que no entendemos que son las personas quienes mueven la historia cuando creen en sus propios razonamientos nunca cambiara nada.
En estos tiempos asistimos pasmados a discursos intelectuales y huecos que nos dicen que el texto constitucional solo garantiza derechos efímeros (derecho al trabajo, a la vivienda…) pero nos garantiza deberes y obligaciones muy reales: obligación de comerse la Diputación con patatas, en lo que nos ocupa. Porque cuando algo es así, la voluntad ya no es necesaria, aunque sea para mejorar nuestro sistema. Lo cierto es que no dudo del texto constitucional, pero sí dudo de las Diputaciones y dudo mucho más de de la falta de sentido crítico.
La Diputación de Zamora tiene tras de sí un rosario de competencias compartidas e incumplidas; no las enumeraré, pero sí quiero decir lo siguiente: quien tiene que tener acceso directo a la gestión de los asuntos que competen a municipios y comarcas son los propios alcaldes y concejales de las mismas. No es de justicia que estén sometidos a las presiones y doctrinas políticas del presidente de un órgano político inservible.
¿A que les suena el estancamiento en el número de empadronados de Benavente? No interesa al presidente de la Diputación y su colaborador más directo, el alcalde de Benavente, que la ciudad tenga 20.000 habitantes y quede fuera del entramado político de la Diputación. Sírvales este bloqueo al futuro de la ciudad como un demoledor ejemplo de lo que digo.
Aquellos que derribaron los cimientos del sistema canovista de la restauración borbónica también fueron llamados, probablemente, “iluminados”. Sí, señor Maíllo, aquella gente discrepó de la legalidad establecida por no querer acceder a las presiones y doctrinas de los oligarcas de la época.
Reflexionar es bueno, es sano y es peligroso para quien no necesita hacer campaña electoral porque ya dispone de Diputaciones provinciales. Hubo un hombre que dijo una frase brillante “Pensar en la ignominia la hace más ignominiosa”: todos conocemos las injusticias que nos rodean, pero hasta que no decidimos pensar en ellas y hasta que no entendemos que son las personas quienes mueven la historia cuando creen en sus propios razonamientos nunca cambiara nada.
* Secretario General de Juventudes Socialistas de Benavente.
Etiquetas: Opinión
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