La Otra Voz de Benavente y Los Valles

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jueves, septiembre 28, 2006

Diario del peregrino del Hospital

DE SEVILLA A SANTIAGO (II)
Por Santiago Ferreras Vecino

Día 22 de Mayo de 2006
Sevilla – El Real de la Jara

Después de una noche de viaje, con la bicicleta, alforjas, saco de dormir y todo lo necesario para dos semanas llego a Sevilla a las ocho de la mañana del día veintidos donde aguarda mi compañero Emilio Baeza para iniciar el viaje. Debido a la emoción de la aventura que se avecina cuesta trabajo conciliar el sueño, aunque el cansancio y el aburrimiento se alían para poder dormir algunos momentos en el sillón del bus.
En la estación de autobuses de Sevilla, Emilio estaba totalmente preparado y listo para iniciar la marcha. Me cuenta que no ha dormido nada bien esa noche, así que estamos los dos con pocas horas de sueño nuestro primer día. Desembalamos la bici, montamos la rueda delantera, el sillín y comienza la gran aventura. Primer destino intentar localizar la credencial de peregrino. La información que tiene Emilio del servicio telefónico es que en la Iglesia de San Jacinto, en el barrio de Triana es el punto donde se obtienen las credenciales de peregrinos por parte de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago.
Preguntamos en la iglesia. No había nadie. Va Emilio a preguntar al bar de enfrente y nadie sabía nada. Aparece el sacristán de la parroquia y no sabía nada, nos envía a la casa parroquial a un lado de la iglesia, pero el párroco no está. Se nos va pasando el tiempo, son casi las nueve y media de la mañana y no hemos comenzado nuestra aventura. Decidimos buscar la credencial a lo largo del día por las poblaciones por las que tenemos pensado ir pasando. Después por la tarde e conversación con otros peregrinos nos enteramos que en esa calle tiene un local la Asociación de Amigos del Camino de Santiago, que atiende dos días por semana. Para los casos que no puede atender esos días te dan las credenciales en el bar Miami en la calle San Jacinto, o en la Catedral de Sevilla.
Al llegar al puente del cachorro preguntamos por el camino de Santiago por la vía de la Plata y todos nos orientan hacia la autovía, no encontramos las flechas hasta Santiponce. Después nos enteramos que el carril bici por el que comenzamos nuestra peregrinación llevaba a Camas.
Como es lunes todas las oficinas de información turística nos las vamos encontrando cerradas, pero nuestra primera gran decepción es saber que también la visita a las ruinas de Itálica en Santiponce estaba cerrada. Solamente podemos hacernos una foto en un pequeño mirador hacia el teatro romano.
Paramos a comer y beber algo en un jardín a la puerta de la entrada a Itálica. Se acerca un señor, que estaba barriendo. Comienza a preguntarnos acerca del camino de Santiago, las bicicletas, alforjas… haciéndose el entendido en el tema.
Al salir de Santiponce encontramos las flechas amarillas que nos indican el camino de Santiago, pero al poco rato se pierden porque la autovía pasa precisamente por encima del itinerario marcado, tenemos que ir por una carretera paralela a la autovía hasta Villena. Allí preguntamos por el albergue de peregrinos, nos indican hacia el pabellón polideportivo municipal. Justo ese día, a esa hora, y por esa calle, se celebra el mercadillo semanal. Tenemos que bajarnos de la bici y avanzar entre el gentío y los puestos a ambos lados de la calle. Por fin llegamos al pabellón, preguntamos por la credencial y nadie sabía nada, nos remiten a la policía local. Como no vemos solución, después de poner unas pegatinas a favor del hospital para Benavente y comarca, decidimos continuar nuestro camino.
Salimos de la paralela a la autovía para irnos adentrando en la sierra norte de Sevilla en dirección a Castiblanco de los Arroyos. El primer tramo lo hacemos por una carretera local, pero después de pasar por el polígono industrial nos adentramos por un camino de unos quince km. subiendo de 26 m sobre el nivel del mar a 327 m por un camino difícil con mucha piedra y abriendo portelas de ganado para pasar de una finca a otra. El principio del camino es de olivares, después cambia a fincas de ganado con encinas y alcornoques. En plena ascensión recibimos una llamada de onda cero de Zamora interesándose por nuestra aventura.
Al llegar al albergue de peregrinos preguntamos en primer lugar por las credenciales y nos informan que no las tiene, ellos solamente tiene sello para sellarlas. Llenamos nuestras botellas de agua y decidimos continuar el camino.
Son más de las dos de la tarde, el calor comienza a apretar. El cansancio de una carretera ascendente hacia Almadén de la Plata y una noche de mal dormir empieza a pesar en nuestras piernas. La carretera asciende a casi 500 m. Paramos a reponer fuerzas: comer y beber. Nos llama Puri por teléfono. Después de un descanso decidimos afrontar las últimas rampas de subida para llegar a nuestro destino.
Llegamos a Almadén, acudimos al albergue de peregrinos en búsqueda de la tan ansiada credencial, pero nos informan que solamente tiene para sellar. Hay plazas para pasar la noche, debemos decidir si continuar hasta Jara del Real o quedarnos allí. Llamamos a los teléfonos de Jara para intentar confirmar una plaza para esa noche, no nos coge nadie el teléfono. Surge unos momentos de duda: vamos, nos quedamos. Si nos quedamos allí tendríamos un retraso difícil de recuperar, si avanzamos tendríamos la posibilidad de recortar retraso el día siguiente. Decidimos continuar otros dieciséis Km. hasta la siguiente población y meta de nuestro primer día: El Real de la Jara.
Unos cinco km. después nos encontramos con un grupo de seis ciclistas, jubilados de telefónica y un joven de Bilbao – Carlos Gil – que están comiendo a la orilla de la carretera socorridos por su coche de avituallamiento. Nos invitan a comer, rechazamos la oferta pero tomamos agua fresca. Tienen información de teléfonos del albergue, llamamos y nos confirman que tenemos plaza en alojamientos Molina: por diez euros una habitación con dos camas, sábanas incluidas. Nos ponemos en camino.
Los últimos km. se nos hacen duros por el cansancio acumulado. Llegamos al pueblo sobre las seis y media de la tarde. El albergue se encuentra enfrente del cuartelillo de la guardia civil. Llegamos una ducha, estiramientos musculares y un tiempo de descanso.
Recibimos una llamada de la revista “Así son las cosas” del grupo RTVE que quieren hacernos un artículo. Le contamos la idea, la programación, las pegatinas… y quedan en llamarnos más adelante para hacernos una foto en Salamanca.
También nos llama José Ignacio, que va a contar en La Otra Voz de Benavente y los Valles todos los días una crónica con las incidencias acaecidas durante la jornada.
Salimos a dar un paseo por el pueblo. Vemos su castillo de origen árabe del siglo XII que destaca en lo alto de un cerro, visitamos su iglesia parroquial preguntándole a una joven monja si tenía credenciales. Nos dice que es estos pueblos es difícil que tengan, quizá mañana en Monesterio.
Llegan al albergue el grupo que nos encontramos por el camino. Como son varios, hay que meter otra cama en nuestra habitación. Duerme con nosotros el peregrino de Bilbao. Nos cuenta que salió hoy de Sevilla y parece que desea continuar con nosotros el camino. Nos parece bien, así no irá él solo.
Vamos a cenar los tres a un mesón muy acogedor, después de comprar provisiones para el día siguiente. Una vez repuestas fuerzas nos vamos a dormir que tenemos pensado levantarnos a las siete de la mañana para comenzar otra jornada en nuestro camino. No olvidamos dar pegatinas en el albergue y a los compañeros ciclistas para que lleven nuestro mensaje a favor de un nuevo hospital para Benavente y comarca.
En nuestro primer día de peregrinación hemos recorrido casi noventa km. de camino, más otros diez km. por la ciudad de Sevilla buscando la ansiada credencial. En total cien km. con lo que habíamos cumplido lo previsto en nuestro libro de ruta, aunque llevamos un leve retraso que intentaremos recuperar mañana. La etapa de hoy se puede considerar dura porque nos ha dado el viento de cara todo el camino, hemos ascendido desde el nivel del mar a casi 500 m y partíamos con una noche anterior en la que apenas habíamos dormido los dos.