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jueves, febrero 02, 2006

La Mota de Castrogonzalo

LA MOTA DE CASTROGONZALO: UNA FORTIFICACIÓN TERRERA EN EL ALFOZ MEDIEVAL DE BENAVENTE

Un trabajo de investigación del profesor Rafael González Rodríguez pone al descubierto los pormenores del Castillo de Castrogonzalo


Redacción

En el próximo número de la revista BRIGECIO del Centro de Estudios Benaventano "Ledo del Pozo", correspondiente al año 2005, se publica un artículo del profesor e historiador Rafael González Rodríguez centrado en la fortificación de Castrogonzalo. Como queda patente en el mismo, el castillo de Benavente no fue la única fortificación existente dentro del alfoz medieval. Dentro del dilatado territorio que conformó la Tierra del concejo existieron otras fortificaciones menores que tuvieron su peso específico y su trascendencia en las estructuras defensivas del territorio.
La aparición de Castrogonzalo en las fuentes, en la primera mitad del siglo X, está ligada de alguna manera a su papel militar. Es en este momento cuando en varios diplomas leoneses comenzamos a encontrar menciones a Castro de Gundisalvo y Castrum Gundisalvo Iben Muza. Los nuevos pobladores y sus descendientes se asentarían en torno al antiguo castro prehistórico, tal vez reaprovechando la infraestructura defensiva de épocas pretéritas. De esta forma el incipiente castrum pasó a ser el centro de un territorio, en el que existirían varias villas, aldeas o núcleos de población menores dependientes. Así pues, en el nuevo asentamiento se conciliaba una doble función defensiva y política, uniéndose de esta manera a otro conjunto de emplazamientos de similar denominación y características que formaban la red defensiva y administrativa del territorio.
La separación política de León y Castilla a la muerte de Alfonso VII en 1157, hizo que las plazas militares más o menos próximas a la difusa línea fronteriza entre ambos reinos adquirieran un particular interés para ambas monarquías. La sucesión de fases de actividad militar y de paz, así como la falta de accidentes geográficos fácilmente reconocibles, hacen difícil concretar sobre el terreno las zonas que controlaba cada reino en Tierra de Campos. Castrogonzalo no se encontraba estrictamente en la frontera entre León y Castilla, pero sí en las tierras que podían ser objeto de litigio entre ambos reinos. Por tanto, el control de su fortificación adquirió un renovado interés en estos años y se convirtió en moneda de cambio habitual en los entresijos de la alta política.
Las obras de refortificación de la Mota de Castrogonzalo se desarrollaron en el año 1466, durante el mandato del IV conde de Benavente, Rodrigo Alfonso Pimentel (1451-1499). Una mirada rápida al contexto político del reino en torno a esta fecha pone de manifiesto que estos trabajos no son producto de un capricho del conde, o de una coyuntura estrictamente concejil o comarcal. Varios acontecimientos relevantes, y concatenados, se producían en el reino de Castilla en aquellos meses convulsos del reinado de Enrique IV (1454-1474). La rivalidad mantenida en el tiempo entre Osorios y Pimenteles explica, junto con la convulsa coyuntura política del reino, la iniciativa del conde en 1466 de realizar trabajos de refortificación en la Mota de Castrogonzalo. Su situación estratégica junto el paso del Esla, en los límites del condado y colindante con Fuentes de Ropel, antigua aldea del concejo de Benavente ahora en los dominios de los Osorio, mueve a las autoridades municipales a asegurar la plaza. Vital era también mantener y consolidar Castrogonzalo para evitar la pérdida de otro enclave no menos importante: San Miguel del Valle, auténtica cabeza de puente aislada ahora totalmente en las tierras hostiles de los Osorio.
No estamos ante la construcción de una fortaleza ex novo, sino que se remozó o rehabilitó una edificación que ya había sufrido otras intervenciones anteriores. Los trabajos documentados debieron consistir fundamentalmente en levantar o reparar un recinto fortificado, al que se alude en varias ocasiones como cortijo . Este recinto contaba con una puerta principal de acceso defendida con un baluarte, y al menos "dos caramanchones" superpuestos a los muros. Uno sobre dicha puerta y otro cabe la yglesia del Barrio de Arriba, que podemos identificar sin dificultad con el actual templo de San Miguel.
Además, a fin de hacer más pronunciado el desnivel entre el cerro y la ladera donde se asentaba la población, en diversos tramos se cavó o labró el talud. Aparecen así menciones a peinar la cava, peinar la Mota o peynar en la cuesta de la parte del río. Expresiones que deben interpretarse en su sentido literal de quitar parte de piedra o tierra de una roca o montaña escarpándola. El termino cava tal vez aluda también a la construcción de un foso, aunque su uso concreto en varios pasajes del documento ofrece diversas interpretaciones.
La materia prima básica empleada en la construcción y restauración de la Mota de Castrogonzalo en el año 1466 fue el barro, destacando especialmente el tapial como modalidad constructiva, si bien en algunos tramos también se utilizó el adobe. Estamos pues ante un ejemplo clásico de fortificación terrera.
Estos y otros pormenores sobre el castillo de Castrogonzalo se abordan con mayor profundidad en el mencionado trabajo de Rafael González Rodríguez.
Foto: Vista general de Castrogonzalo, con La Mota a la derecha. Cortesía de Rafael González Rodríguez.