Una mirada histórica
LA
INESTABILIDAD DE LOS CUESTOS DE LA MOTA DE BENAVENTE: UNA MIRADA HISTÓRICA
José Ignacio Martín Benito
El derrumbe de los Cuestos
de la Mota de Benavente la madrugada del pasado 16 de marzo, llevándose por
delante la pasarela peatonal, ha deparado una polémica sobre si el Ayuntamiento
tenía o no conocimiento de la inestabilidad del terreno. Además del informe
geotécnico de la empresa Rodio que detectaba en 2004 “un talud.., con un volumen de tierra inestable de 60.000-70.000 metros
cúbicos”, hay diversos testimonios históricos sobre la inseguridad del
terreno.
Los Cuestos y su pronunciada
pendiente hacia lo que los documentos llaman “la Madre Vieja del Órbigo” (Ría de Don Felipe), han sido
históricamente un terreno inseguro, que ya dio quebraderos de cabeza al IV
conde de Benavente, Rodrigo Pimentel, a finales del siglo XV. Las declaraciones
de los testigos del pleito entre la viuda del conde y su hijo informan de la inestabilidad
del lugar:
“La fortaleza de Benavente se quedó toda posteada, que se quería hundir,
porque estaba toda armada sobre falso lo que estava de la parte del río”.
De hecho, se cayeron varias torres, como declaran los testigos: “se hundió la torre de sobre el río, que está
contra Ventosa, y la torre de las Eminas y los corredores de la sala grande”.
De ahí la reconstrucción que tuvo que hacer el V conde Alfonso Pimentel,
impulsor de una reforma de la fortaleza y constructor de la torre del Caracol;
torre, por cierto, que en tiempo reciente ha debido ser anclada por Paradores,
a raíz de la aparición de grietas en el terreno.
Cuando el ayuntamiento
compró la fortaleza comenzó una demolición sistemática de lo que aún quedaba en
pie. La demolición del castillo por las brigadas municipales entre 1915 y 1929
tuvo un doble objetivo: dar trabajo a la gran masa de jornaleros -en lo que se
llamaban las obras del “plus obrero” y conjurar así la grave crisis económica
de la época- y, por otro lado, ensanchar los paseos y jardines de la Mota. Las
actas municipales están llenas de referencia a estos trabajos. El derribo de la
fortaleza permitió extraer piedra y tierra. La piedra se vendía para
construcciones o se empleaba en el firme de calles y carreteras. Con la tierra
se rellenaba y ensanchaba La Mota. El 5 de marzo de 1915 el ayuntamiento aprobó
las condiciones “para la caba, carga,
transporte y descarga de seiscientos metros cúbicos de tierra del Torreón de la
Fortaleza a los paseos de la Mota Baja.”. Al año siguiente se pagó a Francisco
y Fructuoso Cachón 1.000 ptas y 80 cts. “por
el arrastre de tierras del Castillo a la Mota Vieja”. En abril de 1927 el
Seminario El Pueblo informaba de que había comenzado “el derrumbamiento de las
paredes de tierra de La Fortaleza”.
Fue así como se explanó y
ensanchó La Mota, de lo que hablan también los documentos gráficos. A la
inestabilidad natural, hay que añadir, además, que buena parte del talud, es
relleno artificial.
Por otro lado, las
conclusiones del geólogo J. Jordá Pardo (Brigecio,
1996) sobre Los Cuestos de la Estación, son perfectamente trasladables a los de
la Mota: “En el sistema escarpe-ladera de
Los Cuestos de la Estación existe una gran inestabilidad cuyos resultados son
la formación de desprendimientos en la parte alta y de deslizamientos en la
parte baja. Estos movimientos tienen su génesis en las propias características
del terreno (drenaje insuficiente, litologías, situación geomorfológica, etc) y
en actuaciones antrópicas recientes”.
Etiquetas: Ayuntamiento, Medio Ambiente, Sucesos
<< Home