Surcando el cielo

AIRE, AGUA Y TIERRA

Vuelo en paramotor en la OTRA Zamora

Cerca de una treintena de turistas, procedentes en su mayor parte de Valladolid, participaron el pasado fin de semana en las actividades organizadas por O. T. R. A. Zamora, que desplegó tres propuestas en dos días, desde el descenso en kayak por el Duero hasta la elaboración artesanal de harina y pan, pasando por el vuelo con paramotor.
El pasado sábado, día 24 de mayo, los visitantes que utilizaron las instalaciones de alguno de los establecimientos hosteleros adscritos al programa tuvieron la oportunidad de conocer en el término de Sejas de Aliste a la molienda tradicional. Después de fabricar la harina en el molino de dicha localidad, O. T. R. A. Zamora llevó a los excursionistas hasta el municipio de Viñas, donde participaron en la elaboración de pan artesanal. “La mayoría de los turistas no habían tenido nunca la oportunidad de acercarse a estos métodos tradicionales, de los que todo el mundo ha oído hablar pero que pocos han experimentado. Aprovechamos para tener el trigo en las manos, ver cómo se hace una molienda al estilo tradicional y, además de conocer el corazón de la comarca de Aliste, hacer pan con nuestras propias manos y hornearlo”, explica José María Polo, gerente de ADATA, grupo de acción local que, junto con ADRI Palomares, puso en marcha el programa de innovación turística en agosto de 2007.
Por lo que se refiere al domingo, día 25, los turistas comenzaron el día surcando en kayak las aguas del río Duero, discurriendo desde el término de Fresno de la Ribera hasta el de Coreses. “La mañana fue estupenda y ni siquiera un par de vuelcos inocentes impidieron que la gente disfrutara al máximo. Las turistas que conocieron de cerca las aguas del Duero se incorporaron de inmediato al grupo y la comida que hicimos en Coreses fue de auténtica camaradería, pensando con nervios en el bautismo en paramotor de la tarde”, comenta Antonio Campesino, coordinador de actividades de O. T. R. A. Zamora.
La actividad denominada ‘Bautismo en paramotor’ fue la verdadera estrella del fin de semana, suscitando tal expectación que las inscripciones desbordaron las previsiones de la organización, “quedando gente en lista de espera, como también pasó con el descenso en kayak”, según apunta Campesino.
La tarde del domingo se desarrolló en el campo de vuelo de Coreses, donde hasta 25 turistas aprovecharon la oportunidad de contemplar desde el aire en paramotor las inmediaciones de la localidad, sobrevolando la autovía y acercándose al propio río. “Hubo algunos que se echaron atrás, diciendo que se hacía tarde y que tenían cosas que hacer, aunque yo les dije que eso se llamaba miedo”, bromea el coordinador de actividades. “Lo cierto es que, en un primer momento, se animaron sólo unos pocos pero, a medida que avanzaba la tarde, todo el mundo quería subir. Uno de los pilotos preguntó cuánta gente faltaba y primero le decía que dos y, después, que seis. Fue genial”, apunta.
El grupo de turistas vallisoletanos tuvo ocasión de conocerse y charlar animadamente en el campo de vuelo de Coreses durante las dos horas que tuvieron que esperar a que la velocidad del viento se redujera desde los 20 kilómetros por hora iniciales hasta diez o doce ya que, según explicaron los pilotos, el movimiento del paramotor en el aire podía resultar demasiado inquietante para el bautismo de los no iniciados. Se dio la circunstancia de que una de las visitantes se encontraba en plena despedida de soltera y tuvo el privilegio de ser la primera en volar.

Foto: Kayak en el Duero y paramotor en Coreses.