La chicharra
LLORIQUEO
Por José Mª Lebrero Vecino
Ahora nos repiten cada día hasta la saciedad (me aburren) que las entidades bancarias y las constructoras tienen menos beneficios que en los últimos años.
O sea, que quede claro. Ganan menos dinero, no es que pierdan.
¿Y si perdieran, qué?
Pues que nos tenemos que apretar el cinturón todos y estar preocupados por esta disminución sus ingresos. Ya. ¿Y cuando ganaban lo que ganaban, repartían algo con el ciudadano de a pie? Que yo sepa no. Sólo les falta pedir que recemos por ellos. Yo no sé rezar, además no hay tiempo ya para los rezos. Cada uno que apechugue con lo suyo.
No tengo ninguna lástima por los banqueros, y a los “pobrecitos” constructores me gustaría recordarle, que hoy día en España, los ricos de verdad, los que más dinero tienen son los constructores. A si que menos lloros. ¡Ah! la mayoría de los ciudadanos llevamos el cinturón desde que nacimos bien apretado; en el último agujero.
A todo esto habrá algún descerebrado que se le ocurra decir que ellos nos dan de comer. Que si no fueran ellos…
Que se coman los ladrillos.
Somos más de dos los que pensamos así.
Por José Mª Lebrero Vecino
Ahora nos repiten cada día hasta la saciedad (me aburren) que las entidades bancarias y las constructoras tienen menos beneficios que en los últimos años.
O sea, que quede claro. Ganan menos dinero, no es que pierdan.
¿Y si perdieran, qué?
Pues que nos tenemos que apretar el cinturón todos y estar preocupados por esta disminución sus ingresos. Ya. ¿Y cuando ganaban lo que ganaban, repartían algo con el ciudadano de a pie? Que yo sepa no. Sólo les falta pedir que recemos por ellos. Yo no sé rezar, además no hay tiempo ya para los rezos. Cada uno que apechugue con lo suyo.
No tengo ninguna lástima por los banqueros, y a los “pobrecitos” constructores me gustaría recordarle, que hoy día en España, los ricos de verdad, los que más dinero tienen son los constructores. A si que menos lloros. ¡Ah! la mayoría de los ciudadanos llevamos el cinturón desde que nacimos bien apretado; en el último agujero.
A todo esto habrá algún descerebrado que se le ocurra decir que ellos nos dan de comer. Que si no fueran ellos…
Que se coman los ladrillos.
Somos más de dos los que pensamos así.
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