Vías pecuarias
CAÑADA DE LA ZAMORANA, EN FUENTES DE ROPEL
Por Dimas Vaquero *
Desde el primitivo asentamiento de Fuentes de Ropel, y por su situación próxima a los ríos, siempre ha sido una encrucijada de caminos, una zona de paso entre pueblos galaicos y astures ultramontanos hacia lugares de Duero o de la Hispania citerior. Caminos y vías de diversa procedencia en las que ya los romanos asentaron importantes mansiones, como Brigaecium, tal vez la actual dehesa de Morales, y por las que atravesaban sus calzadas, posteriormente caminos y vías para la repoblación medieval y el paso de ganados.
En plena reconquista serían una gran infraestructura viaria para recuperar las tierras en poder de los musulmanes y colonizar desde el norte peninsular las nuevas zonas a repoblar. Muchas de estas vías se convirtieron en caminos y veredas que unirían el norte con las tierras de pan llevar y tierras de campos, el gran granero, y con paisajes de vega y huerta junto a ríos y arboledas. Todo un contraste de paisajes y de culturas.
Dos grandes vías influirían directamente sobre el primitivo asentamiento de Fuentes de Ropel, la que desde Asturica Augusta (Astorga) partía hacia Emerita Augusta (Mérida), y la que también salía de Astorga, pasando por Caesaraugusta (Zaragoza), terminaba en Tarraco. Estas dos vías romanas eran coincidentes hasta Brigaecium (¿Morales?).
Ambas vías tuvieron una gran consideración no sólo dentro del imperio romano y del proceso de romanización de Hispania, serían utilizadas posteriormente como vías comerciales, administrativas, mineras y militares. Fue en plena repoblación del valle del Duero, a mediados del s. IX, cuando, aprovechando estas viejas vías de comunicación, se inició un nuevo desarrollo económico apoyado en la ganadería lanar y en el pastoreo, la llamada trashumancia[1]. Momentos del inicio de una política de adquisición de propiedades por parte de la iglesia y los monasterios en las montañas leonesas, en las cabeceras de los ríos Esla, Cea y Porma. Este proceso de expansión ganadera se verá definitivamente consolidado cuando Alfonso X crea el Consejo de la Mesta, en el 1273, una asociación de pequeños ganaderos que buscaban el amparo regio y garantías en sus largos desplazamientos con el ganado.
La Mesta con sus ganados marcaría la continuidad de aquellas vías romanas, que a pesar de los muchos años pasados, aún se reflejan en la actualidad, fueron utilizadas como sendas de pastoreo. Se creó una extensa red de vías por las que los rebaños se desplazaban dos veces al año desde las sierras de León hasta los pastos de Tierra de Campos y hacia el sur, a tierras de Extremadura. Contaban con un conjunto de itinerarios de diferentes categorías, siendo los de mayor importancia las Cañadas Reales, con una anchura de 75,22 ms (90 varas castellanas). Estas a su vez se subdividían en bifurcaciones menores denominadas Cordeles de unos 37,61 ms (45 varas castellanas) y Veredas de 20,89 (25 varas castellanas), contando además con Coladas de menor anchura que las comunicaba transversalmente. Estas cañadas, veredas y cordeles no sólo eran caminos, eran zonas de pastos alargados que iban alimentando el ganado mientras hacían el recorrido trashumante, y contaban con una infraestructura imprescindible en su largo recorrido, como puentes, vados, corralizas, fuentes, sesteaderos, abrevaderos, esquileos o lavaderos de lana.
La cañada de la Vizana o de La Plata, también denominada Real Berciana o Zamorana en el tramo que trascurre por Zamora, entraba en Benavente poco después de atravesar sobre el río Órbigo y a ella se incorporaban varios cordeles y veredas. Desde la Soledad, junto a la ermita, salía la Vereda de Brive que se dirigía hacia el Esla y lo atravesaba a la altura de Piquillos, cruzándolo el ganado por un vado o barca y tomando ya el nombre de La Zamorana, para continuar por la margen derecha del río Cea hacia Valderas, Gordoncillo y Mayorga de Campos, donde corta a la Cañada Leonesa Occidental,
Este Vereda de Brive o de La Zamorana, como se conoce hoy en Fuentes a este camino que trascurre por debajo de Santa Marina y cruza la carretera, fue muy utilizada a partir de finales del s. XV por los rebaños de Benavente y de otras zonas extremeñas. Llegada la primavera, y cuando se empezaban a agostar los pastos en las tierras bajas, retornaban a las montañas, donde los pastos eran más frescos y nutritivos. El río Esla estaba más bien bajo de caudal y los rebaños de ovejas lo cruzaban nadando por la zona de Piquillos y de los Cenizales, detrás de la barca en la que cruzaban los pastores con las caballerías. En otoño por esta vereda de La Zamorana, cuando el frío y la nieve empezaban a hacer imposible la permanencia del ganado en la montaña, bajaban de las montañas y buscaban las cálidas dehesas del sur. En esta época todo el rebaño solía pasar embarcado, pues las ovejas estaban próximas a parir y con mucha más lana sobre su cuerpo, lo que les dificultaba mucho poder nadar. Sobre la barca de Piquillos podían pasar entre noventa y cien ovejas cada viaje, y estaban provistas de una maroma o cable que a través de la barca enlazaba ambas orillas y evitaba que esta fuera arrastrada por la corriente del río. Esta vereda de La Zamorana, a la entrada del puente de Santa Marina en Castrogonzalo, lugar de ferias ganaderas y de ventas para caminantes y arrieros, se podía incorporar a la Cañada de la Vizana junto al Cordel de León que venía desde San Cristóbal de Entreviñas, y dirigirse hacia el sur dirección Castropepe.
Hoy día esta Cañada de La Zamorana aún está dibujada en forma de camino que va entre el río Cea y el monte, señalizado con unas estacas y carteles de madera en algunos puntos, como en su cruce con la carretera de Villafer. En lo alto de “Iscorriel”, cerca de las casas, también se encuentra otro cartel indicando Corrales de las potradizas[2].
[1] Trashumancia: la forma de explotación extensiva que suponía el desplazamiento de los ganados conducidos por pastores desde las dehesas y fincas de invierno a los pastos de verano en la montaña, o viceversa.
[2] Para más información sobre el Tema:
-Rafael González (Coord.), Las vías de comunicación en el Noroeste Ibérico, II Jornadas de Estudios Históricos, Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, Benavente, 2004.
-Pedro García Martín, La cañada real de la Plata o de la Vizana, Edilesa, Junta de Castilla y León.
Por Dimas Vaquero *
Desde el primitivo asentamiento de Fuentes de Ropel, y por su situación próxima a los ríos, siempre ha sido una encrucijada de caminos, una zona de paso entre pueblos galaicos y astures ultramontanos hacia lugares de Duero o de la Hispania citerior. Caminos y vías de diversa procedencia en las que ya los romanos asentaron importantes mansiones, como Brigaecium, tal vez la actual dehesa de Morales, y por las que atravesaban sus calzadas, posteriormente caminos y vías para la repoblación medieval y el paso de ganados.
En plena reconquista serían una gran infraestructura viaria para recuperar las tierras en poder de los musulmanes y colonizar desde el norte peninsular las nuevas zonas a repoblar. Muchas de estas vías se convirtieron en caminos y veredas que unirían el norte con las tierras de pan llevar y tierras de campos, el gran granero, y con paisajes de vega y huerta junto a ríos y arboledas. Todo un contraste de paisajes y de culturas.
Dos grandes vías influirían directamente sobre el primitivo asentamiento de Fuentes de Ropel, la que desde Asturica Augusta (Astorga) partía hacia Emerita Augusta (Mérida), y la que también salía de Astorga, pasando por Caesaraugusta (Zaragoza), terminaba en Tarraco. Estas dos vías romanas eran coincidentes hasta Brigaecium (¿Morales?).
Ambas vías tuvieron una gran consideración no sólo dentro del imperio romano y del proceso de romanización de Hispania, serían utilizadas posteriormente como vías comerciales, administrativas, mineras y militares. Fue en plena repoblación del valle del Duero, a mediados del s. IX, cuando, aprovechando estas viejas vías de comunicación, se inició un nuevo desarrollo económico apoyado en la ganadería lanar y en el pastoreo, la llamada trashumancia[1]. Momentos del inicio de una política de adquisición de propiedades por parte de la iglesia y los monasterios en las montañas leonesas, en las cabeceras de los ríos Esla, Cea y Porma. Este proceso de expansión ganadera se verá definitivamente consolidado cuando Alfonso X crea el Consejo de la Mesta, en el 1273, una asociación de pequeños ganaderos que buscaban el amparo regio y garantías en sus largos desplazamientos con el ganado.
La Mesta con sus ganados marcaría la continuidad de aquellas vías romanas, que a pesar de los muchos años pasados, aún se reflejan en la actualidad, fueron utilizadas como sendas de pastoreo. Se creó una extensa red de vías por las que los rebaños se desplazaban dos veces al año desde las sierras de León hasta los pastos de Tierra de Campos y hacia el sur, a tierras de Extremadura. Contaban con un conjunto de itinerarios de diferentes categorías, siendo los de mayor importancia las Cañadas Reales, con una anchura de 75,22 ms (90 varas castellanas). Estas a su vez se subdividían en bifurcaciones menores denominadas Cordeles de unos 37,61 ms (45 varas castellanas) y Veredas de 20,89 (25 varas castellanas), contando además con Coladas de menor anchura que las comunicaba transversalmente. Estas cañadas, veredas y cordeles no sólo eran caminos, eran zonas de pastos alargados que iban alimentando el ganado mientras hacían el recorrido trashumante, y contaban con una infraestructura imprescindible en su largo recorrido, como puentes, vados, corralizas, fuentes, sesteaderos, abrevaderos, esquileos o lavaderos de lana.
La cañada de la Vizana o de La Plata, también denominada Real Berciana o Zamorana en el tramo que trascurre por Zamora, entraba en Benavente poco después de atravesar sobre el río Órbigo y a ella se incorporaban varios cordeles y veredas. Desde la Soledad, junto a la ermita, salía la Vereda de Brive que se dirigía hacia el Esla y lo atravesaba a la altura de Piquillos, cruzándolo el ganado por un vado o barca y tomando ya el nombre de La Zamorana, para continuar por la margen derecha del río Cea hacia Valderas, Gordoncillo y Mayorga de Campos, donde corta a la Cañada Leonesa Occidental,
Este Vereda de Brive o de La Zamorana, como se conoce hoy en Fuentes a este camino que trascurre por debajo de Santa Marina y cruza la carretera, fue muy utilizada a partir de finales del s. XV por los rebaños de Benavente y de otras zonas extremeñas. Llegada la primavera, y cuando se empezaban a agostar los pastos en las tierras bajas, retornaban a las montañas, donde los pastos eran más frescos y nutritivos. El río Esla estaba más bien bajo de caudal y los rebaños de ovejas lo cruzaban nadando por la zona de Piquillos y de los Cenizales, detrás de la barca en la que cruzaban los pastores con las caballerías. En otoño por esta vereda de La Zamorana, cuando el frío y la nieve empezaban a hacer imposible la permanencia del ganado en la montaña, bajaban de las montañas y buscaban las cálidas dehesas del sur. En esta época todo el rebaño solía pasar embarcado, pues las ovejas estaban próximas a parir y con mucha más lana sobre su cuerpo, lo que les dificultaba mucho poder nadar. Sobre la barca de Piquillos podían pasar entre noventa y cien ovejas cada viaje, y estaban provistas de una maroma o cable que a través de la barca enlazaba ambas orillas y evitaba que esta fuera arrastrada por la corriente del río. Esta vereda de La Zamorana, a la entrada del puente de Santa Marina en Castrogonzalo, lugar de ferias ganaderas y de ventas para caminantes y arrieros, se podía incorporar a la Cañada de la Vizana junto al Cordel de León que venía desde San Cristóbal de Entreviñas, y dirigirse hacia el sur dirección Castropepe.
Hoy día esta Cañada de La Zamorana aún está dibujada en forma de camino que va entre el río Cea y el monte, señalizado con unas estacas y carteles de madera en algunos puntos, como en su cruce con la carretera de Villafer. En lo alto de “Iscorriel”, cerca de las casas, también se encuentra otro cartel indicando Corrales de las potradizas[2].
[1] Trashumancia: la forma de explotación extensiva que suponía el desplazamiento de los ganados conducidos por pastores desde las dehesas y fincas de invierno a los pastos de verano en la montaña, o viceversa.
[2] Para más información sobre el Tema:
-Rafael González (Coord.), Las vías de comunicación en el Noroeste Ibérico, II Jornadas de Estudios Históricos, Centro de Estudios Benaventanos “Ledo del Pozo”, Benavente, 2004.
-Pedro García Martín, La cañada real de la Plata o de la Vizana, Edilesa, Junta de Castilla y León.
* e-mail: dimas.vaquero@teleline.es
WebBlog: http://zaragozaciudad.net/dimas/
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Etiquetas: Medio Ambiente
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