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LA TORRE DE VILLACRECES
Por Emiliano Pérez Mencía

Villacreces era un pequeño pueblo de la provincia de Valladolid en el extremo norte, a no mucha distancia del río Cea y de los pueblos de Grajal, Arenillas, Galleguillos y el mismo Sahagún de Campos. Y digo era un pueblo, porque ya no existe, solamente se ven ruinas de sus edificios: iglesia, casas, palomares, establos, huertos, etc., construidos casi todos de tapial y adobe, como era frecuente por estas tierras.
Tan solo se mantiene en pie la torre, que, como ocurre en Galleguillos y en otras localidades, se construyó aislada del resto de la iglesia. Se mantiene así, no por los cuidados y la atención prestada, sino por la anchura que tienen sus muros y por ser el ladrillo el material de su construcción. Pero con el paso del tiempo, si no se pone remedio por parte de quien corresponda, se irá deteriorando y nadie se acordará más de Villacreces, cuya referencia última y más importante es su torre.
Y es una pena, pues los edificios más nobles, artísticos e importantes que esta comarca de Sahagún de Campos puede ofrecer a los viajeros y amantes del patrimonio, son sus iglesias, de estilo mudéjar, en las que destacan sus ábsides y también, como en este caso, sus torres del mismo estilo.
Villacreces debe ser visita obligada en este recorrido por el mudéjar. Que sean muchos los que se acerquen hasta allí, contemplen sus ruinas y admiren su torre de ladrillo que, de momento, sigue en pie y ojalá que por muchos años.