A la espera del lobo
BUSCAN TESOROS POR SATÉLITE
Por Tierra de Campos y de Aliste
Por Tierra de Campos y de Aliste
Una treintena de visitantes participó este fin de semana en las actividades organizadas por el programa de innovación turística
Más de treinta personas participaron este fin de semana en las actividades de O. T. R. A. Zamora, que proponía esta vez una nueva edición de ‘Días de lobos’ y una jornada de geocaching, la novedosa búsqueda de tesoros con la ayuda de sistemas de localización por satélite.
La observación del lobo –organizada por tercera vez desde la puesta en marcha del programa de innovación turística- fue el tema central del sábado, día 24 de noviembre, con la participación de 18 turistas procedentes de Madrid y Salamanca. El recorrido a pie comenzó en el término de San Pedro de las Herrerías, desde donde el grupo recibió numerosas indicaciones sobre la vegetación y la fauna de la zona, con especial hincapié en los rastros de huellas. "Adaptamos la actividad al horario de invierno y a la luz solar. El grupo se mostró muy comprometido con el medio natural, teniendo en cuenta las preguntas que formularon y la gran atención que prestaron a Javier Talegón", comenta Antonio Campesino, coordinador de actividades de O. T. R. A. Zamora. "De hecho, el propio Talegón confesó que ha sido uno de los días en los que más ha disfrutado en su dilatada carrera profesional como biólogo", añade.
Aunque en esta ocasión no hubo suerte con el lobo ibérico, el grupo de visitantes tuvo ocasión de observar in situ otras especies de la fauna autóctona, como ciervos y jabalíes. "Hacía frío. El viento hacía que la sensación térmica se acentuase pero todo el mundo se quedó quieto cuando se detectó movimiento en el valle. Era un impresionante ciervo macho, que posó para todos los participantes. Al poco rato, un jabalí desfiló al frente de una piara. No pudimos ver al lobo pero los visitantes quedaron satisfechos con la espera", explica Campesino. "Al regresar nos esperaba la chimenea de Antonio, el promotor del C. T. R. La Veniata, quien animó con un café caliente a los turistas que asistieron a la exposición y a la charla de Talegón. Dos vídeos del biólogo fueron el premio para estos buenos alumnos y amantes de los animales salvajes en la Sierra de la Culebra", concluye.
El domingo, día 25 de noviembre, O. T. R. A. Zamora puso en marcha por primera vez la búsqueda de tesoros con apoyo de GPS, actividad conocida como geocaching. La jornada, en la que participaron una docena de personas, comenzó en Granja de Moreruela, donde los inscritos recibieron nociones básicas sobre el manejo y la lectura de los localizadores por satélite. "Los más pequeños estaban muy nerviosos y ansiosos por empezar la búsqueda de su tesoro. Fueron encontrando fácilmente las pistas de los tesoros escondidos en Villafáfila, uno de ellos, en las ruinas de un molino de viento", apunta el coordinador de actividades. "Ahí estuvo una las mayores sorpresas del día porque nadie sabía que en Tierra de Campos hubo molinos de viento", puntualiza.
Los aparatos de GPS guiaron a los turistas hacia la ruta mozárabe, en Puente Quintos, y a los restos de la iglesia de la villa amurallada de Castrotorafe. "A todos les sorprendió mucho. Los niños, que suelen quedarse atrás o que, simplemente, se cansan pronto, estuvieron siempre atentos, entusiasmados con su receptor de GPS en las manos y siempre los primeros del grupo, para sorpresa de sus padres", destaca Campesino.
Más de treinta personas participaron este fin de semana en las actividades de O. T. R. A. Zamora, que proponía esta vez una nueva edición de ‘Días de lobos’ y una jornada de geocaching, la novedosa búsqueda de tesoros con la ayuda de sistemas de localización por satélite.
La observación del lobo –organizada por tercera vez desde la puesta en marcha del programa de innovación turística- fue el tema central del sábado, día 24 de noviembre, con la participación de 18 turistas procedentes de Madrid y Salamanca. El recorrido a pie comenzó en el término de San Pedro de las Herrerías, desde donde el grupo recibió numerosas indicaciones sobre la vegetación y la fauna de la zona, con especial hincapié en los rastros de huellas. "Adaptamos la actividad al horario de invierno y a la luz solar. El grupo se mostró muy comprometido con el medio natural, teniendo en cuenta las preguntas que formularon y la gran atención que prestaron a Javier Talegón", comenta Antonio Campesino, coordinador de actividades de O. T. R. A. Zamora. "De hecho, el propio Talegón confesó que ha sido uno de los días en los que más ha disfrutado en su dilatada carrera profesional como biólogo", añade.
Aunque en esta ocasión no hubo suerte con el lobo ibérico, el grupo de visitantes tuvo ocasión de observar in situ otras especies de la fauna autóctona, como ciervos y jabalíes. "Hacía frío. El viento hacía que la sensación térmica se acentuase pero todo el mundo se quedó quieto cuando se detectó movimiento en el valle. Era un impresionante ciervo macho, que posó para todos los participantes. Al poco rato, un jabalí desfiló al frente de una piara. No pudimos ver al lobo pero los visitantes quedaron satisfechos con la espera", explica Campesino. "Al regresar nos esperaba la chimenea de Antonio, el promotor del C. T. R. La Veniata, quien animó con un café caliente a los turistas que asistieron a la exposición y a la charla de Talegón. Dos vídeos del biólogo fueron el premio para estos buenos alumnos y amantes de los animales salvajes en la Sierra de la Culebra", concluye.
El domingo, día 25 de noviembre, O. T. R. A. Zamora puso en marcha por primera vez la búsqueda de tesoros con apoyo de GPS, actividad conocida como geocaching. La jornada, en la que participaron una docena de personas, comenzó en Granja de Moreruela, donde los inscritos recibieron nociones básicas sobre el manejo y la lectura de los localizadores por satélite. "Los más pequeños estaban muy nerviosos y ansiosos por empezar la búsqueda de su tesoro. Fueron encontrando fácilmente las pistas de los tesoros escondidos en Villafáfila, uno de ellos, en las ruinas de un molino de viento", apunta el coordinador de actividades. "Ahí estuvo una las mayores sorpresas del día porque nadie sabía que en Tierra de Campos hubo molinos de viento", puntualiza.
Los aparatos de GPS guiaron a los turistas hacia la ruta mozárabe, en Puente Quintos, y a los restos de la iglesia de la villa amurallada de Castrotorafe. "A todos les sorprendió mucho. Los niños, que suelen quedarse atrás o que, simplemente, se cansan pronto, estuvieron siempre atentos, entusiasmados con su receptor de GPS en las manos y siempre los primeros del grupo, para sorpresa de sus padres", destaca Campesino.
Historia del geocaching
El geocaching es una actividad bastante reciente, vinculada a la popularización del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), una red de 24 satélites que proporciona información geográfica a los receptores.
La tecnología utilizada inicialmente para exclusivos usos militares llegó a alcanzar la transparencia necesaria para que prácticamente cualquiera pudiese tener acceso a ella. De hecho, el gobierno estadounidense decidió mantener la calidad de la señal emitida por los satélites para que los receptores comerciales fueran precisos y eso dio origen al juego, propuesto por un ingeniero llamado David Ulmer, que escondió cerca de la ciudad de Portland un tesoro (cache) consistente en varios regalos. Previamente había enviado las coordenadas exactas con la localización de los regalos a varias personas, que se lanzaron en su busca con la única ayuda de sus localizadores por GPS.
El éxito de este juego ha hecho que el interés por el geocaching haya crecido de forma exponencial, teniendo en la actualidad implantación en una treintena de países.
El geocaching es una actividad bastante reciente, vinculada a la popularización del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), una red de 24 satélites que proporciona información geográfica a los receptores.
La tecnología utilizada inicialmente para exclusivos usos militares llegó a alcanzar la transparencia necesaria para que prácticamente cualquiera pudiese tener acceso a ella. De hecho, el gobierno estadounidense decidió mantener la calidad de la señal emitida por los satélites para que los receptores comerciales fueran precisos y eso dio origen al juego, propuesto por un ingeniero llamado David Ulmer, que escondió cerca de la ciudad de Portland un tesoro (cache) consistente en varios regalos. Previamente había enviado las coordenadas exactas con la localización de los regalos a varias personas, que se lanzaron en su busca con la única ayuda de sus localizadores por GPS.
El éxito de este juego ha hecho que el interés por el geocaching haya crecido de forma exponencial, teniendo en la actualidad implantación en una treintena de países.
Etiquetas: Turismo
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