La polis
PEONES NEGROS (MUY NEGROS)
Por Jesús Cuadrado
Tesis: La causa del atraso de Zamora está en contar con, ayer y hoy, la derecha más extremista del país.
De la mano del PP, como en otras provincias, han irrumpido en Zamora unos llamados Peones Negros. Son parte de un conglomerado ultraderechista, que se alimenta de los afiliados de las Nuevas Generaciones del PP, como Fundación para la defensa de la Nación Española, España y Libertad, Rosas Blancas por la Dignidad... En la división del trabajo de las sectas extremistas, estos peones se dedican a insultar al juez y a la fiscal de la matanza del 11-M, a extender dudas sobre supuestos enigmas del atentado o a insinuar que sus autores fueron el PSOE, mandos de la policía, servicios secretos extranjeros y ETA. ¿Recuerdan?; si era ETA barría el PP en las elecciones, pensaban Aznar y Acebes. Nada nuevo en la deriva hacia el extremismo de este partido que Rajoy no puede o no quiere parar. Lo que me llama la atención es el excelente trato que estos enmascarados han recibido en Zamora, en la capital; como si fuesen simples aficionados al ajedrez. Pocas bromas con esto. Como bien conoce el investigador zamorano Miguel Ángel Mateos, esta provincia le debe su atraso histórico al extremismo político de la derecha zamorana. De raza le viene al galgo.
Un pobre diablo de estas tierras, Ramiro Ledesma Ramos, ya intentó ascender en la escala social a base de exhibir el mayor extremismo. Con su compinche Ernesto Jiménez Caballero, autoproclamado fascista español en los años veinte del siglo pasado, participó primero en movimientos de apoyo al catalanismo financiados por Cambó (“protegidos por mí”, decía este nacionalista catalán que les financiaba su revista), y al final directamente en el fascismo español que imitaba al italiano (“hispanos, de frente contra Cataluña”, decía el botarate zamorano en los círculos extremistas madrileños). Siguiendo aquella senda, hoy se puede observar un renacimiento del derechismo en Zamora, seguramente animado por la derechización del PP nacional, el que metió a España en la guerra de Iraq con la opinión en contra de más del 90% de los españoles. Así, estamos comprobando cómo los más radicalizados, procedentes de las Nuevas Generaciones, como Maíllo, o de grupúsculos de la extrema derecha, como Sedano, el alcalde de Toro, se han hecho con el control del PP, desplazando a los más moderados. ¿Especialidad profesional? Son los artistas de las más desvergonzadas técnicas de falsificación política; no saben gestionar las carreteras de la diputación, pero se sacan encuestas de la manga (recuerden la payasada de la encuesta inventada sobre Benavente) como si no hubieran hecho otra cosa en su vida. ¿Alguien contrataría en una empresa privada a estos profesionales?
Conclusión: O Zamora se libra de estos extremistas, o Zamora no sale del pozo. Los zamoranos, en fin, decidirán.
Tesis: La causa del atraso de Zamora está en contar con, ayer y hoy, la derecha más extremista del país.
De la mano del PP, como en otras provincias, han irrumpido en Zamora unos llamados Peones Negros. Son parte de un conglomerado ultraderechista, que se alimenta de los afiliados de las Nuevas Generaciones del PP, como Fundación para la defensa de la Nación Española, España y Libertad, Rosas Blancas por la Dignidad... En la división del trabajo de las sectas extremistas, estos peones se dedican a insultar al juez y a la fiscal de la matanza del 11-M, a extender dudas sobre supuestos enigmas del atentado o a insinuar que sus autores fueron el PSOE, mandos de la policía, servicios secretos extranjeros y ETA. ¿Recuerdan?; si era ETA barría el PP en las elecciones, pensaban Aznar y Acebes. Nada nuevo en la deriva hacia el extremismo de este partido que Rajoy no puede o no quiere parar. Lo que me llama la atención es el excelente trato que estos enmascarados han recibido en Zamora, en la capital; como si fuesen simples aficionados al ajedrez. Pocas bromas con esto. Como bien conoce el investigador zamorano Miguel Ángel Mateos, esta provincia le debe su atraso histórico al extremismo político de la derecha zamorana. De raza le viene al galgo.
Un pobre diablo de estas tierras, Ramiro Ledesma Ramos, ya intentó ascender en la escala social a base de exhibir el mayor extremismo. Con su compinche Ernesto Jiménez Caballero, autoproclamado fascista español en los años veinte del siglo pasado, participó primero en movimientos de apoyo al catalanismo financiados por Cambó (“protegidos por mí”, decía este nacionalista catalán que les financiaba su revista), y al final directamente en el fascismo español que imitaba al italiano (“hispanos, de frente contra Cataluña”, decía el botarate zamorano en los círculos extremistas madrileños). Siguiendo aquella senda, hoy se puede observar un renacimiento del derechismo en Zamora, seguramente animado por la derechización del PP nacional, el que metió a España en la guerra de Iraq con la opinión en contra de más del 90% de los españoles. Así, estamos comprobando cómo los más radicalizados, procedentes de las Nuevas Generaciones, como Maíllo, o de grupúsculos de la extrema derecha, como Sedano, el alcalde de Toro, se han hecho con el control del PP, desplazando a los más moderados. ¿Especialidad profesional? Son los artistas de las más desvergonzadas técnicas de falsificación política; no saben gestionar las carreteras de la diputación, pero se sacan encuestas de la manga (recuerden la payasada de la encuesta inventada sobre Benavente) como si no hubieran hecho otra cosa en su vida. ¿Alguien contrataría en una empresa privada a estos profesionales?
Conclusión: O Zamora se libra de estos extremistas, o Zamora no sale del pozo. Los zamoranos, en fin, decidirán.
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