La Otra Voz de Benavente y Los Valles

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martes, enero 30, 2007

El silbato

EL PONTÍFICE
Por Juan S. Crisóstomo

Maíllo pontifica o Maíllo es un pontífice. Veamos.
En la antigua Roma, el pontífice (Pontifex) significa literalmente "constructor de puentes" (pons + facere). El término, con el tiempo, designó a un alto funcionario –el pontífice máximo- encargado de velar por los ritos religiosos. Al final de la República el cargo se asoció también a la persona que ostentaba el poder civil y militar, caso de Augusto, que fue cónsul, imperator y pontífice máximo. Este título pasaría después a sus sucesores.
Desaparecido el poder de los césares, el término de pontífice máximo pasó a designar al obispo de Roma, o sea al Papa, como máximo cargo de la religión cristiana.
De pontífice viene pontificar. Así, se dice que el Papa pontifica, esto es, que expone opiniones con tono dogmático y suficiente o, también, que presenta como innegables dogmas o principios sujetos a examen.
Es decir, cuando Martínez Maíllo dijo que esta iba a ser "la legislatura de los puentes", estaba pontificando y, a la vez, estaba actuando de pontífice. Veamos. Tal afirmación la dijo con un tono dogmático y suficiente y, si me apuran, grandilocuente y altisonante. Segundo, lo presentó también como algo innegable y, en efecto, el tiempo le ha dado la razón. Los puentes, junto con las carreteras han sido los auténticos protagonistas de una legislatura que, como estas infraestructuras, agoniza en la provincia de Zamora.
Leo en La Otra Voz noticias relacionadas con los puentes de Manzanal y de Santa Marta. El de Arrabalde se lo llevó el río, hundiéndolo despacito, como el pañuelo...; procuro informarme por internet acerca de todos estos puentes y de las actuaciones llevadas a cabo por el “pontífice”, procurando su reparación. Y llegó a la conclusión que si Maíllo es un pontífice y, por tanto, pontifica y nos ilumina, acaso por eso haya puesto farolas en el puente de Micereces de Tera. Lo malo es que esas farolas no lucen ni por inspiración divina, pues no tienen toma de corriente. De lo que se deduce que no es cuestión sólo de tiara e hisopo –esto es, de ir a inaugurar una obra que se deja a medias- sino de ponerse de una vez a ser pontífice en su primera acepción, esto es, ponerse a construir y levantar viaductos. Eso es lo que se espera desde hace años con el puente de La Ventosa y con el arreglo del de Manzanal. Ahora el pontífice Maíllo le ha echado la culpa a las heladas para argumentar por qué no se repara la comunicación con la Tierra de Alba. Mientras, entre Santa Marta y Santa Croya, el puente espera el retorno de su supremo hacedor.
Pero tendremos que tener cuidado con estas críticas -demagogia las llama Maíllo-, no siendo que cualquier día nos levantemos ¡oh dolor! y el pontífice, por las atribuciones que le han sido encomendadas, nos excomulgue y nos declare anatemas.
Si el otro día aconsejaba al señor presidente arreglar las carreteras con "photoshop", hoy le propongo jugar a La Oca, por aquello de: "De puente a puente y tiro por que me lleva la corriente...".