El silbato
LA CUESTA
Por Juan S. Crisóstomo
No se muy bien quien ni cuando acuñó aquello de la “cuesta de enero” para referirse al primer mes del año. Supongo que ello tendrá que ver con las aparentes dificultades de encarar un mes que se hace “cuesta arriba”, sobre todo después de unas fiestas, “las Navidades”, donde se ha disparado el gasto y el consumo.
Así, se cree que los bolsillos están vacíos, pues ha sido mucho el dispendio entre cenas y regalos. Les aseguro que no es mi caso. Un estudiante como yo debe ser comedido en el gasto.
Pero, la verdad, es que, la de enero aparte, hay otras cuestas que presentan más dificultad. Vivimos en un territorio, Castilla y León, y en una provincia como esta, donde lo mismo se corta un puente –el de Manzanal- que una carretera –como ocurrió este verano con la de Villavendimio o la de Quiruelas a Morales de Rey- y aquí no pasa nada.
Nuestros paisanos tienen que viajar kilómetros y kilómetros, desde Sanabria y Los Valles a los hospitales de Zamora; nuestros enfermos en la comarca de Benavente -y en el resto del norte de la provincia- carecen de una unidad de cuidados paliativos, de un servicio de hemodiálisis, de un servicio de urgencias con totales garantías, de una maternidad, de un banco de sangre... y, aquí, como digo, no pasa nada. Eso parece que no cuesta o no les supone ningún coste a los responsables públicos (entiéndase Junta de Castilla y León, por ejemplo).
Parece que cuesta, sí, por parte de determinados sectores, tener que reclamar un nuevo Hospital a la Junta, no siendo que luego castiguen a uno y no le den la prebenda que le prometieron, la concesión de tal obra o la subcontrata de turno.
Comienzo a dudar que el mal de esta provincia se deba única y exclusivamente a la indiferencia de las administraciones. ¿No será que esta indiferencia responde a la de la propia sociedad zamorana?
Con la canción de “todo da igual” y “los unos y los otros”, contribuimos a la desmotivación ciudadana y la desconfianza permanente. Yo soy de los que cree que no todo da igual y que no todos son iguales. Esta comparación favorece a los inactivos, a los que se cruzan de brazos o sólo los utilizan para aplaudir con estusiasmo, pero sin cerebro, las consignas que les envían desde Valladolid o de Zamora.
Por de pronto, yo sí se quienes son los responsables de que las carreteras de la comarca estén en el estado en el que están; yo sí se quién puede y debe hacer el nuevo Hospital de la comarca de Benavente y no lo quiere hacer, a pesar del “ahora sí toca”. ¿Tanto cuesta identificar a los responsables? ¿O es que algunos tienen bula?
Lo mejor será subir la cuesta y, una vez arriba, comenzar a controlar por nosotros mismos la situación. Siempre es mejor manejar nosotros las riendas que nos las manejen otros desde fuera. Lo captan ¿verdad?
Por Juan S. Crisóstomo
No se muy bien quien ni cuando acuñó aquello de la “cuesta de enero” para referirse al primer mes del año. Supongo que ello tendrá que ver con las aparentes dificultades de encarar un mes que se hace “cuesta arriba”, sobre todo después de unas fiestas, “las Navidades”, donde se ha disparado el gasto y el consumo.
Así, se cree que los bolsillos están vacíos, pues ha sido mucho el dispendio entre cenas y regalos. Les aseguro que no es mi caso. Un estudiante como yo debe ser comedido en el gasto.
Pero, la verdad, es que, la de enero aparte, hay otras cuestas que presentan más dificultad. Vivimos en un territorio, Castilla y León, y en una provincia como esta, donde lo mismo se corta un puente –el de Manzanal- que una carretera –como ocurrió este verano con la de Villavendimio o la de Quiruelas a Morales de Rey- y aquí no pasa nada.
Nuestros paisanos tienen que viajar kilómetros y kilómetros, desde Sanabria y Los Valles a los hospitales de Zamora; nuestros enfermos en la comarca de Benavente -y en el resto del norte de la provincia- carecen de una unidad de cuidados paliativos, de un servicio de hemodiálisis, de un servicio de urgencias con totales garantías, de una maternidad, de un banco de sangre... y, aquí, como digo, no pasa nada. Eso parece que no cuesta o no les supone ningún coste a los responsables públicos (entiéndase Junta de Castilla y León, por ejemplo).
Parece que cuesta, sí, por parte de determinados sectores, tener que reclamar un nuevo Hospital a la Junta, no siendo que luego castiguen a uno y no le den la prebenda que le prometieron, la concesión de tal obra o la subcontrata de turno.
Comienzo a dudar que el mal de esta provincia se deba única y exclusivamente a la indiferencia de las administraciones. ¿No será que esta indiferencia responde a la de la propia sociedad zamorana?
Con la canción de “todo da igual” y “los unos y los otros”, contribuimos a la desmotivación ciudadana y la desconfianza permanente. Yo soy de los que cree que no todo da igual y que no todos son iguales. Esta comparación favorece a los inactivos, a los que se cruzan de brazos o sólo los utilizan para aplaudir con estusiasmo, pero sin cerebro, las consignas que les envían desde Valladolid o de Zamora.
Por de pronto, yo sí se quienes son los responsables de que las carreteras de la comarca estén en el estado en el que están; yo sí se quién puede y debe hacer el nuevo Hospital de la comarca de Benavente y no lo quiere hacer, a pesar del “ahora sí toca”. ¿Tanto cuesta identificar a los responsables? ¿O es que algunos tienen bula?
Lo mejor será subir la cuesta y, una vez arriba, comenzar a controlar por nosotros mismos la situación. Siempre es mejor manejar nosotros las riendas que nos las manejen otros desde fuera. Lo captan ¿verdad?
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