La Otra Voz de Benavente y Los Valles

Otra voz, otra opinión, otra manera de ver y contar la realidad. -------- Año VIII. 2014

martes, noviembre 14, 2006

El silbato

LUCES Y SOMBRAS
Por Juan S. Crisóstomo


La Diputación Provincial quiere lucir el puente en Micereces. Y para ello ha puesto unas farolas. Todavía no sabe donde las va a enganchar, pero las ha puesto. Critica el alcalde del municipio, José Luís Ferrero -con razón- que cómo se le ocurre iluminar el paseo de un puente, cuando son varias las zonas en sombra de Aguilar, Micereces y Abraveses, localidades que componen el municipio.
O sea, que mientras los vecinos tienen que estar a dos luces en sus pueblos, los paseantes del puente pueden ver de noche a las truchas desde la barandilla, pueden asomarse a las límpidas aguas del Tera a ver el movimiento nocturno de los cangrejos en verano, mientras escuchan el croar de las ranas. Pero en Abraveses y demás lugares, ya pueden los vecinos recuperar los candiles, que Maíllo no pondrá farolas en las zonas en sombra.
Al viajero presidente –que dicen debe hablar japonés en la intimidad- no se la perdido nada en Micereces de Tera, que ese es un pueblo rojo y mejor es que estén negros de que la Diputación no les haga caso y les tenga las carreteras en el estado de abandono. Como todo es cuestión de colores, él, Maíllo, apuesta por la luz azul o blanca en el paseo hacia los chalets de Riochico, embaldosadas sus aceras, que sus dueños –espera Maíllo- como la mayor parte están empadronados en Benavente y no en Micereces, se lo agradecerán; aunque él, el presidente, no quiera saber nada de visitar el ayuntamiento de García Guerra, al que le tiene declarada la idem.
Pero a ver, demonios, dónde van a enganchar la luz. Se me ocurre una idea: si, por un causal, el pleno de Micereces se lo niega, que instalen placas solares a lo largo del puente, una por farola y, así, contribuirá la “Dipu” al desarrollo de las energías alternativas. Eso deberían hacer, porque no me imagino yo a Pablo Rubio y a José Luís Pernía -diputados de la zona- tener que turnarse cada noche para apagar las antorchas del puente, si al final no hay corriente eléctrica y la Diputación se empeña en poner luminarias al paso sobre el Tera.
Pero mientras eso sucede, de momento, ni luz para Micereces, Aguilar ni Abraveses, ni carreteras tampoco. Estas, ya pueden esperar mientras esos rojillos sigan al frente del Ayuntamiento, debe haber dicho el prócer a sus acólitos, que para algo tienen mando en plaza, desde Buenos Aires a Tokio, pasando por el palacio de la Encarnación, donde hacen escala.
Si el alcalde del municipio promueve el desarrollo rural creando empleo y sendos comedores sociales –uno en Micereces y otro en Abraveses; si promueve una planta transformadora de energía solar, eso se acabó. Que no se empeñe el alcalde que le arreglen las carreteras, no siendo que cualquier mañana se levante y aparezcan segados o cortados a cuajo los puntos kilométricos del término municipal, como ya ocurrió entre Sitrama y Brime de Urz. ¡Ah!, qué no hay puntos kilométricos en Micereces, es verdad. ¡Si faltan por poner hasta las señales de tráfico! Así que, me temo, que de ahí a cortar las comunicaciones -como Rusia amenazaba con cortar los gasoductos-, haya sólo un paso; así que más vale, alcalde, que te ates los machos, no siendo que quedes aislado por tierra, mar y aire. Menudo es Maíllo, oye.
Claro que con lo bailarín que es el presidente, todo se puede arreglar con un buen pasodoble, o un buen tango, que seguro que los habrá ensayado por los portales rioplatenses. Por lo que si se lo juegan a un buen baile, sugiero que, eso sí, sea en tierra de nadie, no siendo que alguien interprete que el impenitente viajero se ha vuelto de pronto condescendiente. Y eso si que no. ¡Faltaría más!