Las perlas de nuestro patrimonio
EL SELLO MEDIEVAL DEL CONCEJO DE BENAVENTE
ANVERSO: [...]ET : VILLA : BONIS : CVCTIS : REGNV : [...] NIS
REVERSO: [...]T : TRAD : VENT [...] DANT : SIC : BENAVENT[...] [A...]
La impronta de una leyenda
Rafael González Rodríguez
Durante los siglos XIII y XIV la función primordial de los sellos concejiles es la de autentificar los documentos. Así en las Partidas de Alfonso X se habla de "firmar" las cartas, esto es, de afirmar, de dar fuerza a los actos jurídicos. Pero existe otra función no menos importante en el imaginario medieval como es la proporcionar renombre y prestigio a una floreciente población. De esta forma, las principales villas llevan a su sello los atributos de sus preciadas glorias, de los símbolos que hablan de su lustre y de su pasado legendario.
No todos los diplomas que pasaban por las plumas de los notarios y escribanos concejiles contaban con este distintivo. Solamente aquellas cartas que emanaban directamente de la institución concejil gozaban de este privilegio. En estos casos, la aposición del sello es expresada explícitamente en alguna de las cláusulas del texto como una expresión significativa del poder municipal.
Contamos con dos muestras de lo que fue el sello de cera del Concejo de Benavente. Una se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, en la Sección Sigilografía. Se trata en realidad de un fragmento, muy deteriorado, que procede del fondo documental del monasterio de Nogales. La segunda, impronta probablemente de la misma matriz, se conserva en el Archivo Diocesano de Astorga. En este caso estamos ante un notable ejemplar con una conservación muy satisfactoria en lo relativo a sus representaciones iconográficas, pero con pequeñas lagunas que afectan a ciertas partes de su leyenda.
Respecto a su cronología es habitual situarla genéricamente en el siglo XIII, pero es posible hacer algunas precisiones de interés. Parece ser que existió una versión anterior del sello, tal vez de carácter monofacial, en la que el motivo iconográfico principal era un León, signo inequívoco de la adscripción territorial y soberana de nuestra villa al reino leonés. El asunto es relativamente frecuente. Seis cabezas de León aparecen en el sello concejil de Salamanca, cuya huella encontramos en diplomas de la segunda mitad del siglo XIII, pero cuya fijación debió producirse durante el reinando de Alfonso IX. En el caso de Benavente, el mencionado diploma de Nogales apunta al reinado de Alfonso X, seguramente a través de un privilegio real, que debe situarse próximo en el tiempo a otras concesiones de este mismo monarca custodiadas en el Archivo Municipal.
El anverso responde al modelo de sello monumental. En su impronta se da cabida a uno de los elementos más emblemáticos en un futuro de su blasón heráldico, un puente de piedra ojival de cinco ojos. Debe entenderse, en todo caso, como una estampa convencional y estereotipada del viaducto levantado sobre un brazo del Órbigo, a los pies de la villa y junto a la Puerta de la Puente. Sobre el puente una representación de los muros de la villa, con sus torres, campanarios y algún árbol, todo ello bajo una composición estrictamente simétrica. Diversos personajes, uno sobre cabalgadura, cruzan el puente y se dirigen a hacia la puerta principal, donde una figura coronada les aguarda.
El reverso se acomoda más al tipo de sello parlante. Presenta a cuatro ángeles trompeteros que soplan sobre varios discos concéntricos. Contrariamente a la interpretación más habitual, más que distribuir los vientos fecundantes sobre la villa, sería una contención de los mismos según recoge la visión apocalíptica de Juan: "Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra". Pero los cuatro vientos pueden también responder a representaciones metafóricas diversas, como pueden ser el número naturalezas, el de distritos o comarcas que lo conforman, linajes, alcaldes, el de cancelas ciudadanas, etc. Se trataría, en todo caso, de una alegoría del nombre de la ciudad, y una referencia a su emplazamiento privilegiado.
Respecto a la leyenda del sello, es distinta para cada una de sus caras, desarrollándose entre gráfilas cordonadas. La inscripción está, como hemos dicho, incompleta y ha dado lugar a diferentes interpretaciones. El texto conservado es el siguiente:
Durante los siglos XIII y XIV la función primordial de los sellos concejiles es la de autentificar los documentos. Así en las Partidas de Alfonso X se habla de "firmar" las cartas, esto es, de afirmar, de dar fuerza a los actos jurídicos. Pero existe otra función no menos importante en el imaginario medieval como es la proporcionar renombre y prestigio a una floreciente población. De esta forma, las principales villas llevan a su sello los atributos de sus preciadas glorias, de los símbolos que hablan de su lustre y de su pasado legendario.
No todos los diplomas que pasaban por las plumas de los notarios y escribanos concejiles contaban con este distintivo. Solamente aquellas cartas que emanaban directamente de la institución concejil gozaban de este privilegio. En estos casos, la aposición del sello es expresada explícitamente en alguna de las cláusulas del texto como una expresión significativa del poder municipal.
Contamos con dos muestras de lo que fue el sello de cera del Concejo de Benavente. Una se encuentra en el Archivo Histórico Nacional, en la Sección Sigilografía. Se trata en realidad de un fragmento, muy deteriorado, que procede del fondo documental del monasterio de Nogales. La segunda, impronta probablemente de la misma matriz, se conserva en el Archivo Diocesano de Astorga. En este caso estamos ante un notable ejemplar con una conservación muy satisfactoria en lo relativo a sus representaciones iconográficas, pero con pequeñas lagunas que afectan a ciertas partes de su leyenda.
Respecto a su cronología es habitual situarla genéricamente en el siglo XIII, pero es posible hacer algunas precisiones de interés. Parece ser que existió una versión anterior del sello, tal vez de carácter monofacial, en la que el motivo iconográfico principal era un León, signo inequívoco de la adscripción territorial y soberana de nuestra villa al reino leonés. El asunto es relativamente frecuente. Seis cabezas de León aparecen en el sello concejil de Salamanca, cuya huella encontramos en diplomas de la segunda mitad del siglo XIII, pero cuya fijación debió producirse durante el reinando de Alfonso IX. En el caso de Benavente, el mencionado diploma de Nogales apunta al reinado de Alfonso X, seguramente a través de un privilegio real, que debe situarse próximo en el tiempo a otras concesiones de este mismo monarca custodiadas en el Archivo Municipal.
El anverso responde al modelo de sello monumental. En su impronta se da cabida a uno de los elementos más emblemáticos en un futuro de su blasón heráldico, un puente de piedra ojival de cinco ojos. Debe entenderse, en todo caso, como una estampa convencional y estereotipada del viaducto levantado sobre un brazo del Órbigo, a los pies de la villa y junto a la Puerta de la Puente. Sobre el puente una representación de los muros de la villa, con sus torres, campanarios y algún árbol, todo ello bajo una composición estrictamente simétrica. Diversos personajes, uno sobre cabalgadura, cruzan el puente y se dirigen a hacia la puerta principal, donde una figura coronada les aguarda.
El reverso se acomoda más al tipo de sello parlante. Presenta a cuatro ángeles trompeteros que soplan sobre varios discos concéntricos. Contrariamente a la interpretación más habitual, más que distribuir los vientos fecundantes sobre la villa, sería una contención de los mismos según recoge la visión apocalíptica de Juan: "Después de esto vi a cuatro ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, que detenían los cuatro vientos de la tierra". Pero los cuatro vientos pueden también responder a representaciones metafóricas diversas, como pueden ser el número naturalezas, el de distritos o comarcas que lo conforman, linajes, alcaldes, el de cancelas ciudadanas, etc. Se trataría, en todo caso, de una alegoría del nombre de la ciudad, y una referencia a su emplazamiento privilegiado.
Respecto a la leyenda del sello, es distinta para cada una de sus caras, desarrollándose entre gráfilas cordonadas. La inscripción está, como hemos dicho, incompleta y ha dado lugar a diferentes interpretaciones. El texto conservado es el siguiente:
ANVERSO: [...]ET : VILLA : BONIS : CVCTIS : REGNV : [...] NIS
REVERSO: [...]T : TRAD : VENT [...] DANT : SIC : BENAVENT[...] [A...]
Foto: Sello del concejo de Benavente.
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