La imagen de hoy
RUINAS
Lo que ves en esta imagen, amigo lector, es la iglesia de Calzadilla de Tera, dedicada a las santas Justa y Rufina, en ruinas. El paso del tiempo y el abandono humano y divino están acabando con ella.
Ellas, nacidas en Sevilla en el siglo III y allí martirizadas, e importadas a este norte zamorano para ejercer de patronas de iglesia y alfareros, no pensaban en este final de una de sus sedes, ubicada en un bello lugar, pues estaba junto al río Tera y cerca del antiguo puente romano sobre el que pasaba la calzada de Asturica Augusta (Astorga) a Bracara Augusta (Braga).
Los visitantes o peregrinos, amigos del patrimonio y también de las ruinas, pueden contemplar todavía, en su interior, aunque por los suelos, restos de armadura de la nave central y del presbiterio, los mismo que el coro, también de madera; alguna pila de agua bendita; una cruz de misiones, arcos de puertas y ventanas, etc; y por supuesto la espadaña con las campanas, como vigía y testimonio del desastre. El grosor del muro de la misma y la piedra empleada en su construcción están demorando y ojalá que por muchos años su total destrucción.
Si las santas Justa y Rufina levantaran la cabeza no se lo creerían, ni les gustaría ver así su antigua sede, por más que ahora estén en una nueva iglesia, construida con cemento y ladrillo cara vista. Preferían la antigua, debidamente arreglada y reparada, como lo querían también gran parte de sus vecinos, que eran quienes las visitaban y rezaban casi todos los días, porque, los que están de paso, saben menos de penas, problemas y necesidades.
Todavía hay tiempo para rehabilitar este edificio, situado en un bello paraje y darle la imagen positiva e histórica que se merece, agradando así a vecinos, visitantes y peregrinos.
Por Emiliano Pérez Mencía
Lo que ves en esta imagen, amigo lector, es la iglesia de Calzadilla de Tera, dedicada a las santas Justa y Rufina, en ruinas. El paso del tiempo y el abandono humano y divino están acabando con ella.
Ellas, nacidas en Sevilla en el siglo III y allí martirizadas, e importadas a este norte zamorano para ejercer de patronas de iglesia y alfareros, no pensaban en este final de una de sus sedes, ubicada en un bello lugar, pues estaba junto al río Tera y cerca del antiguo puente romano sobre el que pasaba la calzada de Asturica Augusta (Astorga) a Bracara Augusta (Braga).
Los visitantes o peregrinos, amigos del patrimonio y también de las ruinas, pueden contemplar todavía, en su interior, aunque por los suelos, restos de armadura de la nave central y del presbiterio, los mismo que el coro, también de madera; alguna pila de agua bendita; una cruz de misiones, arcos de puertas y ventanas, etc; y por supuesto la espadaña con las campanas, como vigía y testimonio del desastre. El grosor del muro de la misma y la piedra empleada en su construcción están demorando y ojalá que por muchos años su total destrucción.
Si las santas Justa y Rufina levantaran la cabeza no se lo creerían, ni les gustaría ver así su antigua sede, por más que ahora estén en una nueva iglesia, construida con cemento y ladrillo cara vista. Preferían la antigua, debidamente arreglada y reparada, como lo querían también gran parte de sus vecinos, que eran quienes las visitaban y rezaban casi todos los días, porque, los que están de paso, saben menos de penas, problemas y necesidades.
Todavía hay tiempo para rehabilitar este edificio, situado en un bello paraje y darle la imagen positiva e histórica que se merece, agradando así a vecinos, visitantes y peregrinos.
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