OPINIÓN
EL RIESGO DE LA OPOSICIÓN
por José Ignacio Martín Benito
por José Ignacio Martín Benito
Han pasado seis meses desde la separación de Angel Cachón del grupo de concejales del Partido Popular en Benavente. En el mes de agosto, el que fuera candidato a la Alcaldía por el PP decía adiós a sus compañeros, cansado de un sin fin de desencuentros o "encontronazos", como los ha llamado el propio Cachón.
El hasta entonces portavoz popular enumeró una serie de razones para justificar su salida del grupo, entre ellos la intención del Partido Popular de Zamora de querer parar el desarrollo de Benavente.
Entonces, el PP no quiso profundizar ni salir al paso de la dimisión de Cachón, en lo que desde el punto de vista de estrategia política podría entenderse como no querer echar más leña al fuego. Que aquella crisis se cerró en falso, lo demuestran los sucesos de los últimos días. Manuel Vega ha recriminado a Cachón la supuesta ocultación de información sobre el Parque Logístico de Benavente (PLB), argumentando que es esa, y no otra, la causa de la salida del que fuera candidato. La razón que esgrime el nuevo portavoz podría haber sido creíble en el momento en que estalló la crisis, hace medio año. Pero ahora, después de tantos meses, suena a simple excusa; sobre todo porque los consejeros del PP en el PLB, eran dos. Esto es, si en el PP dicen no haberse enterado, podrían haberle preguntado también a su otra consejera.
Lo cierto es que, a mi juicio, el Partido Popular tiene en Benavente un problema de credibilidad, y no lo digo por las personas. Todas ellas me merecen el mayor de los respetos y a las que reconozco su capacidad. Lo digo porque la imagen que se está transmitiendo a la ciudadanía es que las decisiones parece que se toman no en Benavente, sino contra Benavente. Si no, no se entiende el bombardeo que el PP ha lanzado contra los grandes proyectos de desarrollo de esta ciudad y de su comarca: Parque Logístico, Proyecto de Abastecimiento de Aguas del Tera, o su conocida posición en el asunto de la Mancomunidad contra incendios. Eso, sin contar, su constante negativa a la construcción de un nuevo Hospital. Proyectos todos estos que acarician el despegue de la comarca benaventana. Por eso, algunos comportamientos de la oposición no se entienden. Más bien, dan la impresión que, en realidad, lo que se defiende son intereses que están fuera de este territorio.
No soy quien para dar consejos a nadie. Respeto las decisiones, mucho más si son de otros. Pero también las decisiones, tanto en la vida como en la política, tienen su riesgo. Cuando se ha optado por el ruido y por la crispación como una forma de hacer oposición se entra en una espiral y, entonces, es muy difícil volver al punto de partida. Cuando se recurre al insulto y se pone en duda la honorabilidad de las personas y su papel en las instituciones a las que se representa, se debe ser consciente que se asume un riesgo. Determinadas afirmaciones no pueden ser gratuitas. Más, si se hacen sin fundamento, con la única intención de torpedear proyectos de futuro y de desarrollo.
Soy de los que creen que la confianza se gana más con prudencia y mesura que con ruido y descalificaciones. Por eso, cuando en una nave, alguien rema en sentido contrario, como lo está haciendo el Partido Popular respecto al desarrollo de Benavente y comarca, más tarde o más temprano, los pasajeros -en este caso los vecinos- acaban advirtiéndolo.
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