La imagen de hoy
Este paisaje, o muy parecido, se puede contemplar, en el mes de Febrero, en muchos otros lugares por los que pase alguno de los ríos o arroyos que jalonan los Valles de Benavente. Aquí se trata del río Eria, poco antes de llegar a su final en el Órbigo. Nos llama la atención por tener los márgenes limpios y sobre todo por su abundante agua, tan añorada por los lugareños durante los meses del verano. Tan sólo falta el verdor de los chopos y demás vegetación ribereña.
Este río nace en las fuentes del Teleno, se alimenta de los numerosos arroyos y arroyuelos cercanos, y baja con fuerza, recorriendo y sirviendo a muchos pueblos de la provincia de León. Pero en verano, al entrar en la comarca de Benavente, se muestra seco y pedregoso por falta del agua. Y así ha ocurrido durante muchos años, sobre todo cuando la sequía es excesiva.
Como todos los demás ríos, el Eria merece el respeto y la atención debida, lo mismo que los que habitan en sus riberas. Saben ellos muy bien que el río es vida y produce riqueza en las tierras y paisajes. Pero también en su propia vida, a la que llena de satisfacción, cuando pasean en su cercanía y lo contemplan.
Ojalá que pronto se lleve a cabo, sin perjudicar a nadie ni a nada, lo proyectado por la Administración y que el agua corra en verano, lo mismo que en el invierno, por este río, el Eria, “mítico, legendario, arqueológico, frondoso y rico”.
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