La imagen de hoy
LOS GARROTES DE SAN BLAS
Por Emiliano Pérez Mencía
Así llaman en Morales de Valverde a las varas de la cofradía, y garroteros a los que las llevan el día de la fiesta del santo celebrada el pasado sábado. Pero más llamativo aún es lo que se representa en la pintura. Por un lado al santo, que fue obispo de Sebaste, ciudad de Armenia y martirizado en la época de Diocleciano. En su vida ejerció de médico y conoció muy bien las miserias y enfermedades humanas, principalmente las relacionadas con la garganta. De ahí que se diga: "Si a la ermita de San Blas vas a coger la verbena, pedirás que la garganta el santo te ponga buena"; o se oiga también que "Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de la garganta".
En algunos lugares hasta se le coloca una cuelga con caramelos, manzanas, rosquillas, etc, objetos muy deseados y apetecidos por los asistentes para la curación de su garganta, por haber estado en contacto con el santo. En otros el sacerdote bendice en este día todo tipo de comidas, pensando él y creyendo los demás en que tendrán efectos terapéuticos. O se colocan o imponen a los presentes gargantillas, por supuesto bendecidas por el santo...
Por el otro lado, los garrotes muestran la imagen de la ánimas del purgatorio, que sirven para recordarnos a los muertos o fallecidos, en algunos casos, por falta de la debida atención sanitaria. Y esto no le gusta al santo. Por eso los de Morales están empeñados en mantener esta tradición y esta fiesta de San Blas, y seguirán utilizando los garrotes en la confianza de que el santo les eche una mano en problemas de salud y enfermedad, o al menos que les sirva de intermediario ante aquellos que, estando obligados a hacerlo, andan metidos en discusiones y sin llegar a los acuerdos necesarios.
Así llaman en Morales de Valverde a las varas de la cofradía, y garroteros a los que las llevan el día de la fiesta del santo celebrada el pasado sábado. Pero más llamativo aún es lo que se representa en la pintura. Por un lado al santo, que fue obispo de Sebaste, ciudad de Armenia y martirizado en la época de Diocleciano. En su vida ejerció de médico y conoció muy bien las miserias y enfermedades humanas, principalmente las relacionadas con la garganta. De ahí que se diga: "Si a la ermita de San Blas vas a coger la verbena, pedirás que la garganta el santo te ponga buena"; o se oiga también que "Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de la garganta".
En algunos lugares hasta se le coloca una cuelga con caramelos, manzanas, rosquillas, etc, objetos muy deseados y apetecidos por los asistentes para la curación de su garganta, por haber estado en contacto con el santo. En otros el sacerdote bendice en este día todo tipo de comidas, pensando él y creyendo los demás en que tendrán efectos terapéuticos. O se colocan o imponen a los presentes gargantillas, por supuesto bendecidas por el santo...
Por el otro lado, los garrotes muestran la imagen de la ánimas del purgatorio, que sirven para recordarnos a los muertos o fallecidos, en algunos casos, por falta de la debida atención sanitaria. Y esto no le gusta al santo. Por eso los de Morales están empeñados en mantener esta tradición y esta fiesta de San Blas, y seguirán utilizando los garrotes en la confianza de que el santo les eche una mano en problemas de salud y enfermedad, o al menos que les sirva de intermediario ante aquellos que, estando obligados a hacerlo, andan metidos en discusiones y sin llegar a los acuerdos necesarios.
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