La Otra Voz de Benavente y Los Valles

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sábado, junio 17, 2006

El Corpus en Benavente

Un jueves que relucía más que el sol
por Juan C. de la Mata Guerra

Festividad del Corpus

Las alteraciones y modificaciones habidas en estos últimos años con respecto al calendario festivo tradicional, han ocasionado el traslado y relegación de la antiquísima festividad del Corpus Christi. Las fiestas del Corpus constituyen desde tiempo inmemorial y para buen número de localidades, uno de los acontecimientos de más arraigo y tradición de todo el año. Instituida en el siglo XIV. Es sin duda una de las fiestas más enraizadas en el sentir de la población, uno de los “tres jueves que relucen más que el sol” que sabiamente sentenciaban nuestros mayores. Las fiestas del Corpus constituyen desde tiempo inmemorial uno de los acontecimientos de más arraigo y tradición de todo el año.
La festividad el Corpus es sin lugar a dudas la más universal de las celebradas por todos los pueblos; instituida en Francia hacia 1320, pasará tempranamente a los reinos peninsulares donde su celebración se extenderá rápidamente. Así en numerosos pueblos, villas y ciudades de Castilla y León hay abundantes testimonios de los desfiles de la Procesión Sacramental del Corpus desde los siglos XV y XVI. Algunos componentes de nuestros actuales festejos como los gigantes y cabezudos proceden de esta celebración. La festividad será trasplantada a la América Hispana a través de los colonizadores, donde prende con gran aceptación y vigor que se mantiene en la actualidad.
Las ferias y fiestas del Corpus son también un fenómeno social, como herederas de un rico pasado que hizo brillar a nuestros pueblos y ciudades. Las fiestas tradicionales son en general un inapreciable valor de la herencia patrimonial y de la cultura popular, han sido también en cierta forma las pregoneras de la pujanza y vitalidad de nuestro pueblo, expresión del palpitar animoso de su diversión, porque como se ha un pueblo sin fiestas es como un camino sin posadas. Son en definitiva un valor para el refuerzo de las identidades colectivas que corren peligro de desaparecer cuando se sacan de su contexto, alteran o trasladan de su marco, espacio y tiempo tradicional.

Evolución y transformaciones

La fiesta ha sufrido algunos cambios sustanciales en el transcurso de los siglos, pero se ha mantenido tradicionalmente como una de las fiestas más señaladas y de más arraigo de todo el país. Tradicionalmente esta solemnidad religiosa se celebra anualmente el jueves siguiente a la dominica de la Santísima Trinidad y constituía una manifestación colectiva de exaltación de la Eucaristía y de adoctrinamiento sobre las verdades de la fe cristiana. Durante los primeros siglos de su institución se pretende en parte con esta celebración extender la comprensión de los misterios religiosos entre el pueblo llano, haciéndolo de una forma efectiva y didáctica a través de suntuosas procesiones que luego desembocan en el esplendor del llamado “Corpus barroco”. En torno a estas representaciones sacramentales se va configurando un complejo entramado festivo, que en buena parte ha llegado hasta nuestros días. Con el tiempo esta celebración religiosa, teóricamente núcleo central de la fiesta se irá desdibujando y diluyendo en la celebración profana.
Hemos asistido durante los últimos años al progresivo declive de esta celebración al menos en Benavente. Ello en parte quizá sea debido a las transformaciones sociológicas y al cambio de costumbres y mentalidades habidas durante los últimos años, pero quizá también tenga su parte el traslado de esta festividad al domingo. Lo cierto es que las procesiones ya no son tan concurridas como hasta hace algunos años, ni tienen el esplendor que tuvieron antaño. Cuando revisamos nuestra historia y comprobamos el glorioso esplendor que las procesiones del Corpus tuvieron en Benavente y que sorprendieron a propios y foráneos, y vemos como han quedado relegadas frente a otras manifestaciones más profanas, es cuando nos damos más cuenta de que hemos perdido con ello buena parte de nuestro patrimonio religioso y cultural. Al contemplar alguna de las celebraciones del Corpus, como la que tiene lugar en Toledo, en Granada, o en numerosas localidades levantinas, manchegas, etc, o en lugares más próximos a nosotros como la localidad leonesa de Laguna de Negrillos, vemos en ello un reflejo de lo que debieron ser los Corpus en Benavente.

Consideraciones

Consideramos, a nuestro modesto entender, que no deberíamos dar la espalda a nuestro pasado, ni romper los lazos con nuestras raíces, porque las fiestas tradicionales forman también parte del substrato humano, del legado histórico y del acerbo cultural de esta tierra. Para ello sería necesario aunar esfuerzos e iniciativas para recuperar esta festividad que debe ocupa el lugar que siempre le ha correspondido, como digna que es de ser conservada y transmitida con la pujanza, esplendor y vitalidad de antaño. En este sentido sería necesario que desde las instancias oficiales se tomase en consideración la posibilidad de fijar nuevamente la festividad del Corpus Christi en el jueves de dicha semana, tal y como es y ha sido tradicional durante siglos en este país y en esta región.
Al Corpus benaventano, tal y como queda reflejado en la documentación referente a esta celebración, acudía en el pasado no sólo los numerosos miembros del Cabildo de San Vicente, sino gran parte del clero de la comarca y sus distintas merindades y representaciones de cada pueblo con sus cruces parroquiales, pendones y estandartes. A la procesión se unían representaciones de las distintas comunidades religiosas de la villa (dominicos, franciscanos y jerónimos) además de las diversas cofradías gremiales y piadosas.
Tendríamos entre todos para recuperar parte de este esplendor perdido tratar de reforzar con nuestra presencia y participación estas manifestaciones, pues de lo contrario llegarán a perderse, al menos en sus aspectos más externos. Hoy día el clero es reducidísimo y los niños que acuden con sus hábitos de primera comunión para arrojar pétalos durante el recorrido procesional son más bien escasos y los monaguillos que antaño habrían la procesión han desaparecido.

Recuperación del esplendor perdido

Estas modificaciones habidas en estos últimos años con respecto al calendario festivo tradicional, han ocasionado el traslado y relegación de la antiquísima festividad del Corpus Christi. Quizá sería por ello conveniente que se fijase de nuevo la festividad del Corpus en jueves (es decir el jueves siguiente a la Dominica de la Santísima Trinidad o anterior a la Dominica Primera después de Pentecostés, fecha esta última en que actualmente se viene celebrando). Todo ello en aras de la recuperación plena de esta festividad, que creemos debe ocupar el lugar que siempre le ha correspondido, como digna tradición que es y para ser conservada y transmitida, con la pujanza, esplendor y vitalidad de que hasta ahora ha gozado en nuestra región. Con ello además creemos se evitaría la confusión que se ha producido los últimos años, al trasladar al domingo una festividad que ha permanecido inamovible durante siglos y que siempre ha sido un referente para las gentes de nuestra tierra.
No estaría de más reivindicar legítimamente esta herencia religiosa, festiva, cultural y patrimonial que forma también parte de nuestra identidad colectiva y que con su recuperación seremos también un poco cada vez más, nosotros mismos.