La imagen de hoy
IGLESIA Y CEMENTERIO
por Emiliano Péez Mencía
De nuevo la iglesia de Santa Marta de Tera anda entre periódicos, revistas y demás medios informativos. El motivo ha sido el nuevo libro publicado por el CEB "Ledo del Pozo" y cuyo autor es D. Fernando Regueras. El arte y la historia del antiguo monasterio, de la iglesia y del palacio merecen ser contados con todo rigor como lo hace su autor, y presentados con la belleza y elegancia que se merecen en cuanto a fotografías y demás ilustraciones.
Pero falta en el libro la imagen que comentamos, la puerta del mediodía, tal como se encuentra todavía hoy, rodeada de sepulturas y panteones, entre cruces y flores dedicadas a los muertos y con algunas imágenes importantes entre ellas la de Santiago Peregrino. Sabe muy bien el autor que esta foto desentonaría en el libro. Y no por los fallecidos, que merecen todo respeto y atención, sino por el lugar en el que están, al lado de una iglesia y un palacio de gran valor patrimonial y cada día más visitados.
Estoy seguro de que si los muertos hablaran nos dirían también que no están de acuerdo en que éste sea su mejor lugar de reposo. Que ellos necesitan paz, tranquilidad y silencio, que con frecuencia no existe por las muchas visitas de personas llegadas de todas las partes y que a veces pasan o pisan sobre sus tumbas. Que prefieren que el entorno de la iglesia se convierta en un lugar ajardinado, para que peregrinos y demás visitantes, además de ver la portada con la imagen de su Santiago Peregrino, extiendan también su mirada sobre el paisaje de la vega y del río Tera, que desde allí se puede contemplar.
Es hora ya de que Patrimonio, Sanidad y Medio Ambiente, junto con las autoridades provinciales y locales, se tomen en serio y de una vez por todas, lo de trasladar el cementerio. Santa Marta de Tera, con su historia y arte, constituye un hito en el Camino Jacobeo del Tera y será cada vez más conocido y admirado por las personas que visiten el lugar, gracias a libros como éste. La única imagen que desentona es la de su ábside y su puerta oriental rodeados de tumbas y sepulturas, pero ojalá que por poco tiempo.
por Emiliano Péez Mencía
De nuevo la iglesia de Santa Marta de Tera anda entre periódicos, revistas y demás medios informativos. El motivo ha sido el nuevo libro publicado por el CEB "Ledo del Pozo" y cuyo autor es D. Fernando Regueras. El arte y la historia del antiguo monasterio, de la iglesia y del palacio merecen ser contados con todo rigor como lo hace su autor, y presentados con la belleza y elegancia que se merecen en cuanto a fotografías y demás ilustraciones.
Pero falta en el libro la imagen que comentamos, la puerta del mediodía, tal como se encuentra todavía hoy, rodeada de sepulturas y panteones, entre cruces y flores dedicadas a los muertos y con algunas imágenes importantes entre ellas la de Santiago Peregrino. Sabe muy bien el autor que esta foto desentonaría en el libro. Y no por los fallecidos, que merecen todo respeto y atención, sino por el lugar en el que están, al lado de una iglesia y un palacio de gran valor patrimonial y cada día más visitados.
Estoy seguro de que si los muertos hablaran nos dirían también que no están de acuerdo en que éste sea su mejor lugar de reposo. Que ellos necesitan paz, tranquilidad y silencio, que con frecuencia no existe por las muchas visitas de personas llegadas de todas las partes y que a veces pasan o pisan sobre sus tumbas. Que prefieren que el entorno de la iglesia se convierta en un lugar ajardinado, para que peregrinos y demás visitantes, además de ver la portada con la imagen de su Santiago Peregrino, extiendan también su mirada sobre el paisaje de la vega y del río Tera, que desde allí se puede contemplar.
Es hora ya de que Patrimonio, Sanidad y Medio Ambiente, junto con las autoridades provinciales y locales, se tomen en serio y de una vez por todas, lo de trasladar el cementerio. Santa Marta de Tera, con su historia y arte, constituye un hito en el Camino Jacobeo del Tera y será cada vez más conocido y admirado por las personas que visiten el lugar, gracias a libros como éste. La única imagen que desentona es la de su ábside y su puerta oriental rodeados de tumbas y sepulturas, pero ojalá que por poco tiempo.
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