Editorial
HOSPITAL
La Junta de Castilla y León no puede seguir negando por más tiempo a los ciudadanos del norte de la provincia un nuevo Hospital comarcal en Benavente. Debe abandonar su pretendida reforma del viejo edificio y aprender de los errores pasados y actuales. El ejemplo de unas obras sin fin en el "Virgen de la Concha" bien merecería un momento de reflexión.
Con independencia de que la reforma del viejo Hospital se ajuste o no a la legalidad urbanística de Benavente –todo parece indicar que no se ajusta-, pretender mantener un servicio hospitalario para una comarca de más de 60.000 habitantes, enconsertado entre los edificios del corazón de la ciudad, con escasísimas plazas de estacionamiento y con unos más que difíciles accesos, es un auténtico despropósito.
La Junta debe saber que esa no es la solución ni tampoco es lo que quieren los vecinos del norte de esta provincia. Si, además, este año 2006 el gobierno autónomo va a disponer a mayores de 294 millones de euros extra por la financiación sanitaria, gracias al acuerdo de la segunda Conferencia de Presidentes autonómicos, haría bien el presidente Herrera de tomar de una vez por todas la decisión de dedicar una pequeña parte de estos millones (unos 30) a la construcción sanitaria que se demanda en Benavente y buscar la cofinanciación con el Gobierno Central.
Mantener por más tiempo la cerrazón no conduce a nada; sólo a un mayor descontento y desconfianza por parte de los ciudadanos hacia la administración regional y hacia el proyecto de comunidad autónoma, ya de por sí bastante deteriorado si hemos de creer a las encuestas.
La Junta de Castilla y León no puede seguir negando por más tiempo a los ciudadanos del norte de la provincia un nuevo Hospital comarcal en Benavente. Debe abandonar su pretendida reforma del viejo edificio y aprender de los errores pasados y actuales. El ejemplo de unas obras sin fin en el "Virgen de la Concha" bien merecería un momento de reflexión.
Con independencia de que la reforma del viejo Hospital se ajuste o no a la legalidad urbanística de Benavente –todo parece indicar que no se ajusta-, pretender mantener un servicio hospitalario para una comarca de más de 60.000 habitantes, enconsertado entre los edificios del corazón de la ciudad, con escasísimas plazas de estacionamiento y con unos más que difíciles accesos, es un auténtico despropósito.
La Junta debe saber que esa no es la solución ni tampoco es lo que quieren los vecinos del norte de esta provincia. Si, además, este año 2006 el gobierno autónomo va a disponer a mayores de 294 millones de euros extra por la financiación sanitaria, gracias al acuerdo de la segunda Conferencia de Presidentes autonómicos, haría bien el presidente Herrera de tomar de una vez por todas la decisión de dedicar una pequeña parte de estos millones (unos 30) a la construcción sanitaria que se demanda en Benavente y buscar la cofinanciación con el Gobierno Central.
Mantener por más tiempo la cerrazón no conduce a nada; sólo a un mayor descontento y desconfianza por parte de los ciudadanos hacia la administración regional y hacia el proyecto de comunidad autónoma, ya de por sí bastante deteriorado si hemos de creer a las encuestas.
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